
TCHA-TCHO. Si no estás familiarizado con la figura de Koffi Olomidé, te informo de que, según mis datos, se trata de un titán que en su país tiene una dimensión similar a la de Julio Iglesias o Raphael para nosotros. ¿Significa eso que su público potencial es de la misma condición que el de esos dos gigantes de la canción? Básicamente sí, pero Olomidé añade un cierto componente de riesgo e independencia que le hacen acreedor de un público algo más transversal.
Un componente alternativo que no dudo que estará inmerso en esta música, pero que yo no aprecio o no sé descubrir. Porque a mí todo esto me suena más que convencional, demasiado dulzón y demasiado poco emocionante. Será el tcha-tcho, qué le vamos a hacer, será que simplemente yo no llego, pero si soy honesto conmigo mismo, no puedo ir por ahí diciendo que estamos ante una obra definitiva ni nada de eso.
Sin duda, no soy el más indicado para reseñar esta obra. Simplemente no está en mi órbita y así es imposible hacerle justicia. Eso me parece indiscutible, pero... ¿Será esto por algo? ¿Es malo porque no me gusta? O quizás no me guste porque es realmente malo. No lo sé, y sí, soy consciente. ¿A quién le importa que servidor no pueda digerir un disco en concreto? Seguro que a este gigante de gigantes menos que a ningún otro.
★★☆☆☆
No hay comentarios:
Publicar un comentario