MATH ROCK. Slint fue una banda tan efímera como atrayente. Tan solo han dejado un par de discos largos y un EP, pero su influencia ha sido enorme en el rock de finales del siglo XX y principios del XXI. Los de Louisville se han llevado a su terreno a Black Sabbath, Sonic Youth y Gang of Four para crear un sonido oscuro, seco, matemático en sus estructuras y dinámicas.
Dice la leyenda que el título de este álbum viene de un comentario del hermano pequeño de Brian McMahan. "Esto suena a tierra de arañas", debió decir tras escucharlo. Y la definición le va que ni pintada a un álbum maldito que siempre generará un influjo dominante y obsesivo en todo aquel que se quiera dedicar a la música desde su lado más onírico, esquemático, resquebrajado o blindado. Se ha dicho mucho sobre el inmenso caudal de este disco como fuente de donde beben muchas bandas y estilos. Que si slowcore, que si math rock, que si post-rock… Todo es cierto, pero a la vez hay que defender la valía del disco como obra maestra de por sí. No es solo un manual de referencia indispensable, es, ante todo, una experiencia sonora y poética de un nivel aterrador.
Son solo seis cortes. Seis temas y solo una manera de desarrollar un rock anguloso y poliédrico, de patrones obcecados y variaciones leves pero definitivas. Una música fría y acuosa, sin brillo, vidriosa. Telarañas y cuchillos que amenazan con invadir tu sueño. Pesadillas que florecen en una noche de invierno. Pesadillas como el crimen apenas esbozado y el deseo hiriente de "Good Morning, Captain". Por más que la escuches, no dejarás de sentir el cosquilleo en la nuca al oír el grito pavoroso de "I miss you!", como anegado por el terror. Y es que hay cosas que siempre van a helarte la sangre.
★★★★★
Total: 39:31
Las dificultades y el estrés del proceso de grabación (el álbum se grabó en cuatro días) hizo mella en las mentes de los miembros del grupo. Son abundantes los rumores de ingreso en instituciones mentales durante ese tiempo. En realidad solo se tiene constancia de una. Las otras, eso, nos las imaginamos.
David Peschek de The Guardian comparó "Good Morning, Captain" con el "Stairway to Heaven" de Led Zeppelin. "Si es que es posible imaginar "Stairway to Heaven" despojada de su pomposidad", añadió. La canción se basa en el poema "The Rime of the Ancient Mariner" de Samuel Taylor Coleridge, pero si esperas algo ampuloso, alambicado o envarado, vas listo. Su mejor canción no puede estar más en las antípodas de todo ese artificio.
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