Here Are the Sonics!!! (The Sonics, 1965)
GARAGE ROCK. Entre picahielos, brujas, sustancias tóxicas y Little Richard es donde los Sonics se encontraban a gusto. Todos estos apelativos sirven para definir la oleada salvaje que supuso la música de este grupo, que hoy es considerado visionario y en su época no pasó de ser una anécdota en el reverso de la industria.
Tras foguearse en clubs de toda calaña, reclutaron a un vocalista que sería decisivo en la definición del sonido de la banda. Gerry Rosley, con sus gritos a lo Little Richard (o James Brown) y su actitud salvaje, marcaría un nuevo comienzo en The Sonics. No es que fuera lo único reivindicable, como bien se demuestra en este disco. A Kurt Cobain, por ejemplo, le volvía loco el sonido de batería que conseguían. Y por supuesto, las guitarras y el bajo, con esa distorsión cascada y perniciosa, no hacían más que sumar en el ruido infernal que estos trogloditas producían. Parece ser que la obsesión de Andy Parypa de hurgar en los amplis con un punzón de hielo contribuyó de manera definitiva a que sonaran, como ellos decían, como un tren a punto de descarrilar. Eso, y la habilidad de los productores para sacar este sonido con solo dos pistas y dos micrófonos.
La crudeza en la grabación no es algo nuevo, lo que pasa es que es tan difícil de conseguir. No basta con subir el volumen de todo y pisar el acelerador. Hace falta conjuntar muchos factores que se suelen aliar en contra del artista. Es por eso que momentos como este disco hay que atesorarlos como un regalo indeleble. Es por eso que lo nombro disco totémico por derecho propio. Y tal vez sea por eso que no me canso de sus escasos 30 minutos. Por mucho que me machaquen con su ritmo obsesivo. Por mucho que repitan estructuras. Por mucho que toquen versiones más que oídas ya. Cada grito de Rosley a mitad de canción me sabe a gloria. Y quiero más, siempre más. Es un deseo inagotable.
Tras foguearse en clubs de toda calaña, reclutaron a un vocalista que sería decisivo en la definición del sonido de la banda. Gerry Rosley, con sus gritos a lo Little Richard (o James Brown) y su actitud salvaje, marcaría un nuevo comienzo en The Sonics. No es que fuera lo único reivindicable, como bien se demuestra en este disco. A Kurt Cobain, por ejemplo, le volvía loco el sonido de batería que conseguían. Y por supuesto, las guitarras y el bajo, con esa distorsión cascada y perniciosa, no hacían más que sumar en el ruido infernal que estos trogloditas producían. Parece ser que la obsesión de Andy Parypa de hurgar en los amplis con un punzón de hielo contribuyó de manera definitiva a que sonaran, como ellos decían, como un tren a punto de descarrilar. Eso, y la habilidad de los productores para sacar este sonido con solo dos pistas y dos micrófonos.
La crudeza en la grabación no es algo nuevo, lo que pasa es que es tan difícil de conseguir. No basta con subir el volumen de todo y pisar el acelerador. Hace falta conjuntar muchos factores que se suelen aliar en contra del artista. Es por eso que momentos como este disco hay que atesorarlos como un regalo indeleble. Es por eso que lo nombro disco totémico por derecho propio. Y tal vez sea por eso que no me canso de sus escasos 30 minutos. Por mucho que me machaquen con su ritmo obsesivo. Por mucho que repitan estructuras. Por mucho que toquen versiones más que oídas ya. Cada grito de Rosley a mitad de canción me sabe a gloria. Y quiero más, siempre más. Es un deseo inagotable.
★★★★★
A1
The Witch
2:37
A2
Do You Love Me
2:16
A3
Roll Over Beethoven
2:47
A4
Boss Hosslyrics
2:22
A5
Dirty Robber
2:01
A6
Have Love Will Travel
2:38
B1
Psycho
2:14 ❤
B2
Money
1:58
B3
Walkin' the Dog
2:40
B4
Nighttime Is the Right Time
2:57
B5
Strychnine
2:13 ❤
B6
Good Golly Miss Molly
2:05
Total: 28:48The Sonics eran originarios de Seattle, con lo que se pueden imaginar si influyeron a algún que otro famosete del grunge. No en vano, The Sonics fueron una de las bandas importantes que se incluyeron en el mítico recopilatorio Nuggets: Original Artyfacts from the First Psychedelic Era 1965-1968 (1972). Incluyeron "The Witch", "Psycho" y "Strychnine", y la caja es una auténtica joya de la que ya hemos dado cuenta en otra entrada.
Este disco, por si no había quedado claro, es todo un ejemplo de actitud alternativa e independencia. No debemos olvidar que salió en ¡¡¡1965!!!, momento en el cual todo esto que nos suena hoy tan normal era una verdadera aberración. Grabar en dos pistas y con dos micrófonos y pretender publicar lo que saliera era toda una osadía, y no digamos el manipular los amplis con un picahielos. Así salió lo que salió. Y bendita provocación, pero ellos salieron escaldados de dar tanto y recibir tan poco.
Acabaron fichando por Jerden Records, donde suavizaron su sonido para hacerlos más digeribles. Por supuesto, ese fue su triste final. Despojados del vitriolo y el sulfuro, los Sonics ya no eran absolutamente nada.
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