jueves, 31 de agosto de 2017

Here comes the man

I'm Your Man (Leonard Cohen, 1989)
 

CANCIÓN ENGALANADA. En esta época Leonard Cohen estaba luchando por salir de la irrelevancia en la que le habían sumido sus últimos movimientos discográficos. Su ritmo se había ralentizado desde hacía lustros y entregaba un disco cada cinco años. Eso siempre ha ido a favor de la calidad de una discografía intachable, pero también suponía una amenaza a la hora de mantener el interés del público. Así, si con Various Positions (1984) había logrado conquistar a un público maduro deseoso de rememorar las glorias del pasado, con este I'm Your Man se confirma como el artista imprescindible que siempre ha sido y asalta las listas con una fuerza renovada e implacable.

Al grito de "First We Take Manhattan" el álbum de la esplendorosa madurez de Cohen va imponiendo sus detalles, su exotismo y las verdades de una poesía que suena más libre que nunca para cantarle al inconformismo, al anhelo, a la arrogancia y a las simas insondables del amor. Para ello invoca a Lorca y a Hank Williams y rodea sus canciones de orquestaciones electrónicas donde la amenaza y lo exótico conviven en una armonía tan imposible como real.
  
Cohen hace gala de su dominio interpretativo y demuestra que sabe cómo acariciar y rascar como la lija con esa voz dorada, ese instrumento de dominación que va perdiendo octavas con los años y ganando hombría y profundidad. Canta, recita, se pierde en la gravedad de los abismos más negros y se deja acompañar por ese coro de ángeles que ya brilla con fuerza aquí.

Por una vez el intento por sonar moderno y relevante no se queda en nada. Era peligroso eso de añadir capas de sintetizadores a unos versos que siempre se habían mostrado más cómodos con una instrumentación más espartana. Es cierto que, después de experimentos como el muro de sonido de Phil Spector en Death of a Ladies Man (1977), estamos curados de espantos, pero eso no quita que se pueda acceder a I'm Your Man con un cierto recelo. Un recelo que es dinamitado por una voz auténtica que dice cosas implacablemente bellas. Una voz que sella con este disco el momento más estremecedor de una etapa de madurez que ofrecería alguna que otra gema más, pero que nunca alcanzaría las cotas de calidad del último alarido libertario del poeta canadiense.
 
★★★★
 
A1 First We Take Manhattan 6:01
A2 Ain't No Cure for Love 4:50
A3 Everybody Knows 5:36
A4 I'm Your Man 4:28
B1 Take This Waltz 6:00
B2 Jazz Police 3:53
B3 I Can't Forget 4:31
B4 Tower of Song 5:37
Total: 40:56

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