domingo, 17 de diciembre de 2017

Llamadme Ismael

Cajas de música difíciles de parar (Nacho Vegas, 2003)

 
CANCIÓN DE AUTOR. Tras el tremendo éxito de su debut en solitario un par de años antes, Nacho Vegas se enfrentaba al difícil segundo disco con fuerzas renovadas. Lo que salió, un éxito inapelable. Para ello aumentó el malditismo, la duración y las aspiraciones literarias para empezar a sonar con una rotundidad que dejaba atrás la candorosa timidez de su estreno. En lo literario dotó a esta obra de un marchamo cultureta al airear a los cuatro vientos su obsesión con Moby Dick (Herman Melville), un poderoso aliado o un síntoma inequívoco de pretenciosidad. En cualquier caso, Ahab triunfa al final y Cajas de música difíciles de parar se ha convertido con el tiempo en el disco más importante de Nacho Vegas. Cada uno tendrá su favorito, pero este fue sin duda el gran salto hacia delante para el cantautor asturiano.

Todo esto no deja de ser sorprendente en un disco doble que se mira, queriendo o no, en la torrencialidad de Honestidad brutal, el disco desbordante que publicara Andrés Calamaro cuatro años antes y que hizo tanta pupa en más de uno. Su duración y sus aspiraciones se asemejan, si bien es verdad que el señor Vegas no cae en el ripio o no lo hace con la misma frecuencia que el bonaerense y que su temática, aun maldita, va más allá del magno disco de divorcio que escribiera Don Andrés. Su pluma está afilada como nunca y su ansia expresiva parece inagotable. Así de plenas y exuberantes se presentan estas dos rozagantes rodajas en las que el asturiano se vacía de amor, desamor, muerte y maldición.
 
No todo es oro aquí, eso es cierto y según te pille te puede parecer algo pesado. Sobre todo en unas lentas en las que se recrea de manera morbosa, espaciando los acordes y los arpegios, masticando las palabras. Ahí es donde está la clave del disco. En decidir si cosas como "N.V. por la paz mundial", "El mundo en calma" o "Sólo viento", entre otras, son tan emocionantes como pueden parecer o se obcecan demasiado en su pesadez. Lo cierto es que cuando mi cuerpo me pide poesía, todas cobran sentido de repente y no desentonan junto a las glorias instantáneas de "Noches árticas", "Todos ellos", "En la sed mortal", "Gang-bang", "La sed", "Monomanía" o "Maldición". Y eso supongo que acaba hablando en su favor.

Siempre entendiendo, eso sí, a todos aquellos que odian a Nacho por su desidia, su tristeza forzada, sus drogas y, en definitiva, su supuesta impostura. Aquí tienen carnaza para su odio. Este disco representa todo lo peor que pueda tener el cantautor. Que para mí es lo mejor que acaba teniendo, aun a sabiendas de que contradigo a todos los radicales que se quedan en el personaje y no van más allá. Una pena, porque se pierden el alma, el helor mortuorio y el brillo de un puñado de canciones espeluznantemente bellas.
★★★★☆
1.1 Noches árticas 5:21
1.2 N. V. por la paz mundial 5:02
1.3 Todos ellos 4:02
1.4 El mundo en calma 4:09
1.5 Sólo viento 7:38
1.6 En el jardín de la duermevela 4:38
1.7 Tu nuevo humidificador 2:32
1.8 La plaza de la Soledá 4:46
1.9 Por culpa de la humedad 4:59
1.10 En la sed mortal 7:38
 
2.1 El salitre 8:04
2.2 Mark Spitz 5:13
2.3 Gang-Bang 5:54
2.4 Stanislavsky 5:13
2.5 La sed 5:38
2.6 Monomanía 5:48
2.7 Etcétera 3:41
2.8 Maldición 6:09
2.9 Historia de un perdedor 6:56
2.10 La canción de la duermevela 5:56
Total: 109:17

Xxx

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