martes, 11 de mayo de 2021

Masa madre

Out of the Cool (Gil Evans, 1961)

COOL JAZZ. "Out of the Cool" no es solo la obra maestra de Gil Evans, sino uno de los ejemplos más gigantescos de jazz orquestado que podemos echarnos a la oreja. De hecho, puede que estamos hablando de lo mejor en el género desde los tiempos de Duke Ellington, comparable sin duda a ese gigantesco "Mingus Ah Um" (1959) que siempre ha sido destacado por la exquisita orquestación de sus vientos.

Aquí Evans dirige desde el piano, como de costumbre, para fabricar piezas de un clasicismo rotundo, piezas que parten del cool o del bop para derramarse en mil direcciones sin posibilidad de contención. De entre todas destaca, sus quince minutazos así lo sentencian, esa apertura llamada "La Nevada", la cual nos lleva por vericuetos cargados de sutileza y emoción mayestática.

Sin embargo, a decir verdad, lo que a mí me llega más son cosas como esa "Bilbao Song" adaptada directamente del tándem Weill/Brecht. En ella Evans y los suyos consiguen crear una atmósfera turbia y casi física. Casi diría que se puede oler el peligro de la bruma portuaria que la envuelve como una maldición. Quizás esa, junto a la apertura mencionada, y la hermosura prístina de "Where Flamingos Fly" sean lo que más se me clava de un álbum cautivador como pocos.

Y la culpa de toda esta gloria hecha jazz la tiene en gran medida un Gil Evans que sabe como ensamblar las piezas de manera magistral. Lo que no quita que sea imposible no rendirse ante la maestría de la banda que reúne aquí, con un Elvin Jones inconmensurable a la batería y las percusiones. Ya sea en los momentos de jolgorio o en los de tensión contenida, el de Michigan está superlativo y demuestra por qué lo suyo es algo inalcanzable para casi cualquiera.

Con joyas como esta parece que componer es pan comido y que grabar pensando en la eternidad está al alcance de cualquiera. Naturalmente sabemos que no es así y que hay que estudiar mucho y practicar más para poder siquiera rozar esta gloria. Y aun así, la mayoría no lo logra. Evans, con toda su retranca, llamó a esto "fuera del cool", aunque también se puede interpretar como "proveniente" de dicho estilo. Esto último creo que es lo que describe lo que suena aquí. No sé si con este álbum pretendía salirse del género que había encumbrado a Miles Davis, pero lo que le sale es una destilación suprema con los mejores ingredientes del estilo. Lo que se dice un clásico impepinable por los siglos de los siglos...

★★★★★

A1 La Nevada 15:33
A2 Where Flamingos Fly 5:11
B1 Bilbao Song 4:10
B2 Stratusphunk 8:00
B3 Sunken Treasure 4:15
Total: 37:09

 

La relación de Gil Evans con Miles Davis siempre será destacada como uno de esos momentos cumbre en cuanto a la creatividad surgida de una retroalimentación única en su especie. Los músicos empezaron a colaborar cuando Davis se incorporó al noneto de Evans en 1948. Ahí, básicamente, le daban duro al bebop que primaba en la época.

No obstante pronto virarían hacia terrenos más atmosféricos y sutiles. También más sencillos. Así, con sus colaboraciones y esas míticas reuniones eternas en el apartamento del pianista fueron dando forma al futuro del jazz. Todo ese jazz modal, el cool, esa tercera vía e incluso rupturas tan lacerantes como el free jazz encontraron su germen en la búsqueda incansable de un puñado de músicos, entre ellos, la pareja de la que hablamos.

Los resultados de sus teorías quedaron plasmadas en discos como Birth of the Cool (1957) o Sketches of Spain (1960) de Davis, obras en las que Evans metió más que la mano. Sin embargo, cada vez que me pongo este Out of the Cool, el pariente más cercano que me viene a la mente es esa flor eterna que se llama Kind of Blue (1959), del trompetista. Disco de discos, molde indestructible para el cool jazz y para toda una manera de sentir el fraseo de una música inigualable y sencillamente celestial. Sí, con la obra maestra de Evans hay que apuntar a las estrellas.

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