martes, 30 de mayo de 2023

Where the Wild Roses Grow

To Bring You My Love (PJ Harvey, 1995)

 

TORCH ROCK. Para su cuarto disco contando su colección de demos para Rid of Me (1993), del que es la auténtica continuación, Polly Jean se viste de seda y trata de dar una vuelta a la Julieta de Zeffirelli según la óptica pesadillesca de David Lynch. En otras palabras, en un intento de reinvención, nuestra heroína se vuelve más lírica sin perder un ápice de su furiosa libertad artística. 

El disco gana en amplitud de registros si lo comparamos con el blues rock árido que despachó en sus dos primeras obras, y aunque mantiene su fijación por los doce compases del diablo, obsérvese su apertura con ese tenso y desértico tema titular, también amplía el alcance de su abrazo arácnido apelando a embalses de electricidad pantanosa, atmósferas radiantemente ponzoñosas o arrebatos acústicos que tratan de reconciliar la literatura inglesa del XIX con las baladas de asesinato.

Seda arrugada, por tanto, aguas turbias y estancias selladas conforman el paisaje y la arquitectura de un disco borboteante, apasionado y arrebatador. Una obra que trata los mismos temas y las mismas obsesiones que habían vertebrado la obra de la de Dorset hasta ese momento, si bien los viste con ropajes más lujosos, más vaporosos y más exuberantes. Todo un intento vano por ocultar una crudeza que acaba desangrándose por entre las múltiples heridas que se abren en la carne del que puede ser el trabajo más personal y especial de esta artistaza. Lo que no es decir poco precisamente. 

★★★★☆

1 To Bring You My Love 5:33
2 Meet ze Monsta 3:29
3 Working for the Man 4:49
4 C'Mon Billy 2:50
5 Teclo 4:58
6 Long Snake Moan 5:15
7 Down by the Water 3:14
8 I Think I'm a Mother 4:02
9 Send His Love to Me 4:20
10 The Dancer 4:05
Total: 42:35

Este disco lo tiene todo para mirarse en los ojos sin fondo de Terciopelo azul (David Lynch, 1986). Una película icónica con la que comparte la clase retorcida, la mirada desviada, su tránsito por lo onírico y pesadillesco y una capacidad incontestable para desnudar el alma humana y mirar a los ojos sin bajar la mirada. Siempre buscando más adentro, más hondo, más abisal. PJ Harvey engalanada en su momento de mayor pureza.

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