Ascension (Editions I & II) (John Coltrane, 1966)
FREE JAZZ. Con este álbum, John Coltrane iba a trazar una línea roja con la que dividiría toda su producción. Los coqueteos más que evidentes con el free jazz que venía sugiriendo, y que empezó a materializar en ese "Chasin' the Trane" con el que cerraba su maravilloso directo "Live" at the Village Vanguard (1962), se acabaron adueñando de su forma de tocar hasta culminar en este disco, en el que se hace uno con sus orígenes africanos a la vez que da su paso definitivo para entrar en el salón de la vanguardia más rabiosa.
El disco surgió de una sola sesión de grabación llevada a cabo el 28 de junio de 1965 en el Van Gelder Studio de New Jersey. En ella participó el cuarteto clásico de Trane ampliado por un elenco de músicos de renombre entre los que se encontraban Freddie Hubbard a la trompeta, Art Davis al bajo, Archie Shepp o Pharoah Saunders al saxo, entre muchos otros. De dicha sesión salieron dos tomas, ambas de duración similar. Pues bien, para terminar de abrazar el caos de lo que suena aquí, el productor, Bob Thiele, seleccionó la segunda toma para editar lo que iba a ser el álbum definitivo. Una vez en la calle, meses después, Coltrane manifestó su preferencia por la primera toma, de ahí que nos encontremos dos ediciones del álbum a día de hoy. Con la llegada del CD ambas ediciones se agruparon y hoy podemos "disfrutar" de ambas en un mismo volumen.
Lo que no podemos escuchar es cómo el batería, Elvin Jones, arrojó su caja contra la pared del estudio al terminar la segunda toma, en una clara muestra de su enfado y hartazgo. No se puede decir que todo el mundo compartiera su visión. Marion Brown afirmaba que no sabía cómo los ingenieros de sonido habían podido suprimir de la grabación los gritos de entusiasmo que todo el mundo estaba dando en el estudio durante la sesión. John Tchicai, por su parte, describe ese día como una fiesta en la que el éxtasis y la excitación eran la motivación que movía a todos los implicados.
En cualquier caso debe quedar claro antes de entrar aquí que ese éxtasis se circunscribe a la sesión de grabación. Porque si de algo estoy seguro tras someterme a estos dobles cuarenta minutos, es que el free jazz está hecho para ser "disfrutado" en directo. Todo intento por enlatar esta libertad en su estado más absoluto va a ser más o menos noble, más o menos logrado, pero siempre va a quedar lejos de la sensación que provoca tal estampida instrumental cuando esta se produce en toda tu cara. Una algarabía que, como este disco, es tan irresistible como insoportable. A algunos nos gusta eso, y ya lo sé, eso tiene un nombre.
★★★☆☆
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