martes, 20 de febrero de 2024

En el fumadero

Hell's Ditch (The Pogues, 1990)

FOLK ROCK. El último disco en el que interviene Shane MacGowan es el más triste de los cinco, el más oscuro y el más abisal. Todo en un sentido totalmente periodístico para un artista que había hecho de la no ficción el material predilecto para su escritura. La caída de Shane en el infierno de las drogas estaba en un punto de no retorno realmente peligroso. Prácticamente no había un segundo en el día en el que estuviera sobrio. Así canta como canta aquí. Si antes ese puntito cervecero que traslucía en su voz le daba una gracia inigualable, aquí ya nos encontramos a un cantante totalmente destrozado. Un vocalista que no llega ni de lejos a las notas que antes alcanzaba con facilidad. Una voz perruna y casi cacofónica que trata de defender unas canciones bastante notables sin éxito. 

Curiosamente, este descenso a los infiernos tan evidente y tan pornográfico, además de dañarlo, acaba dándole una personalidad única al disco. Un álbum en el que siguen con su obsesión por alejarse de lo irlandés para abrazar otros tipos de folk y de ese rock ante el que siempre habían mostrado la alergia más absoluta. No me puedo imaginar a los Pogues tocando algo como "Rainbow Man" tres o cuatro años antes. Aun así, como digo, bastantes canciones tienen unas melodías brillantes por momentos y la interpretación de la banda es todo lo viva y vibrante que podíamos esperar. El problema está en un Shane al que le quedaban cuatro telediarios en el grupo. A pesar de que su nivel escritural seguía siendo alto, sus deplorables prestaciones en directo se pueden palpar en el estudio hasta el punto de no poder maquillarlas.

Por todo esto estamos ante una despedida tan triste. Una tristeza que también surge de un letargo comatoso que parece surgir de esas mismas amapolas de las que sacan el opio que más que metafóricamente afectó a la creación del álbum. Un opio que, curiosamente o no, viene directamente de Asia, continente al que se refieren en numerosas canciones aquí, ya sea en sus melodías o en sus letras. "Summer in Siam", sin ir más lejos, resume muy bien las intenciones y el ambiente del disco. La que pasa por ser la gloriosa despedida de Shane es una canción perezosa hasta lo inane, arrastrada hasta el espasmo, y en fin, una canción, como el disco, tan bonita como impotente. Nada más que añadir.

★★☆☆☆

1 The Sunnyside of the Street 2:42
2 Sayonara 3:06
3 The Ghost of a Smile 2:57
4 Hell's Ditch 3:02
5 Lorca's Novena 4:40
6 Summer in Siam 4:05
7 Rain Street 4:00
8 Rainbow Man 2:45
9 The Wake of the Medusa 3:03
10 House of the Gods 3:45
11 Five Green Queens and Jean 2:34
12 Maidrin Rua 1:47
13 Six to Go 2:58
Total: 41:24

Shane no se fue de los Pogues por voluntad propia. Hacía tiempo que estaba más que quemado de la vorágine de conciertos a los que los sometía su manager, pero lo cierto es que fue el resto del grupo el que le dio boleto en Yokohama, en medio de su gira japonesa. Ya estaban más que hartos de sus desplantes en directo y su actitud errática fruto de su relación cada vez más incontrolable con las drogas y el alcohol.

Joe Strummer, productor de este disco que nos ocupa, fue el encargado de sustituirlo para el resto de fechas. Hay que decir que, a pesar del carisma y la genialidad del líder de The Clash, nunca pudo suplantar el estilo y personalidad únicas de Shane. Que tampoco digo que lo pretendiera. Simplemente era algo que había que hacer y él lo hizo con la mejor de las intenciones.

Volviendo al álbum, el mapa de la portada, los aires orientales que lo pueblan siempre llevan mi mente en volandas a esos fumaderos de opio en los que se generaban toda clase de paraísos artificiales a los que MacGowan no era precisamente ajeno. El opio tiene su origen en el Mediterráneo oriental, quizás en el antiguo Egipto según las crónicas, aunque su cultivo se extendió por toda Asia, siendo los chinos los que exportaron la creación de fumaderos de dicha sustancia en las grandes ciudades de todo el mundo. Pues no me pregunten por qué, pero todo ese ambiente humeante y lechoso me invade con este álbum.

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No Whiskey in the Jar II: B-Sides & Outtakes (1989-1991) [BOOTLEG]

ROCK GAÉLICO. Está claro que los últimos años de Shane MacGowan en el grupo no son los mejores. Que el material registrado en sus dos últimos discos es más bien dudoso. Esperar por tanto ambrosía en esta segunda entrega de caras B y descartes es una utopía. Lo que no quita que se le reconozca el mérito de no bajar aún más el nivel respecto a las obras en las que podían haber estado.

Si no es mucho a lo que agarrarse, lo siento en el alma. Aquí no hay material para enganchar a nuevos fieles. Ni por asomo. Aquí lo que podemos encontrar es a un grupo hacendoso, que todavía se niega a vivir de las rentas y que nos enseña cómo debería sonar "Whiskey in the Jar" a los que nos es imposible imaginárnosla sin el soniquete de guitarra que le pusieronThin Lizzy. Un grupo que, después de haber renegado del rock y de todo lo que representa, nos endosa una versión de "Honky Tonk Women" (The Rolling Stones) como si tal cosa. En toda una maniobra en la que el "digo" acaba dándole la espalda por completo al "Diego".

Una colección paralela que también sirve para explicar cosas. Menos que en el primer volumen, es cierto, pero una colección coherente con el tiempo que vivía la banda. Con todo el caos, el hartazgo y la barbarie que acabaron dejando a Shane tirado en la cuneta. Él no lo habría hecho con vosotros... Bueno, sí, creo que en uno de sus arrebatos alcohólicos habría hecho lo que fuera. Eso sí, sin tener ni idea de lo que estaba haciendo. Con todos los atenuantes que pueden deducirse de una vida en el filo de la navaja.

☆☆☆★★

  1. Star of the County Down
  2. The Limerick Rake
  3. Train of Love
  4. Everyman Is a King
  5. Yeah Yeah Yeah Yeah Yeah
  6. Honky Tonk Women
  7. Whiskey in the jar
  8. Bastard Landlord
  9. Infinity
  10. Curse of Love
  11. Squid Out of Water
  12. Jack's Heros
  13. A Rainy Night in Soho (1991)

Total: 42 min.

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