TECNOPOP. Aquí es como si Kraftwerk hubieran llegado a la meta. Este es el pináculo de su obsesión por hacer las melodías más cristalinas con los materiales más fríos. Lo anterior, más interesante en muchos aspectos, no parece sino un entrenamiento para llegar a esto. No creo que ningún álbum del grupo pueda ceñirse al concepto de tecnopop mejor que este. Porque suenan modernos y eternos, y porque siguen teniendo siquiera un hálito de ese saborcito retro que siempre ha formado parte de su ADN.
Puede que con los discos anteriores no entendiéramos muy bien por qué todo el synthpop ochentero le debe tantísimo a los de Düsseldorf, pero aquí eso está tan claro que duele. Es materialmente imposible escuchar "Computer Liebe" y no pensar en Depeche Mode, por ejemplo. Un caso claro en el que los maestros se dan la mano con sus alumnos más aventajados. Una forma de pasarles un testigo que ya empezaba a pesarles. De hecho, la opinión es unánime, estamos ante la última gran obra de Kraftwerk.
Un último intento por tocar el cielo digital que no tenemos más remedio que disfrutar sin mesura ni conocimiento. Como si fuera... ¡Qué digo... como lo que es!: el último manifiesto de la, más que posiblemente, célula artística más importante de Alemania en toda su historia. Obviamente, en el mundo de la música popular. Y ellos encantadísimos con el galardón, claro.
★★★★☆
A1 Computerwelt 5:05 ✔
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