domingo, 16 de noviembre de 2025

¿Es solo una canción?

¡Corre, corre! (Leño, 1982)

 

ROCK URBANO. Me cuentan que fueron lo más de lo más en este país. Con la curiosidad propia ante tamaña vitola me acerco a este disco, mi puerta de entrada, el último que editaran como banda, una auténtica joya. Sin duda, fueron nuestra Jimi Hendrix Experience, aunque sin el glamour. Lo suyo siempre ha sido el barrio, el rollo cañí. Un trío demoledor que no hizo más que demostrar disco tras disco, concierto tras concierto, que había otra forma de hacer las cosas. Un estilo profesional. Un carisma que se derrama a borbotones y que está más allá de las fotos o las poses. Ese sonido seco, cálido, arrastrado y rotundo. Todo muy suyo. Como las letras del Rosen. Me parece que no va a haber nadie que pueda defender con más garantías que él la etiqueta de poesía urbana. Porque él está por encima del insulto fácil o el taco recurrente. Como también está por encima de morderse la lengua. Motivos de sobra para brindar por su maestría con la pluma y su garganta insobornable. 

En cuanto al disco, si empezamos por la portada, se podría tomar por un homenaje, a propósito o no, al Sticky Fingers (The Rolling Stones, 1971). Y dentro hay lo que se puede esperar: rock del duro y del puro con dos caras de antología. Que suena más limpio que todo lo que grabaran: sí. Y también más contundente, mejor acabado. Soberbio. Con el equilibrio y la concisión de los discos de antaño. Al final de la primera cara nos cuelan la maravillosa "La fina", aunque antes ya hemos gozado de tres himnos gloriosos. Y la segunda cara no le va a la zaga: "Que tire la toalla", "Entre las cejas" o "Qué desilusión" se sitúan sin problemas entre lo mejor de la obra del guitarrista de Carabanchel. 

Intentaron llevarlos de la mano hacia el rebaño del rock urbano y el heavy más trasnochado. Sin embargo, ellos eran mucho más que eso y no se iban a dejar clasificar fácilmente. Es lo que pasa cuando escuchas a The Clash o a The Specials. Sobre todo cuando se supone que no te deben gustar. Toda su carrera fue una búsqueda incansable de su sonido con constantes palos de ciego. Cuando al fin lo encuentran, deciden separarse. Ahí donde el resto hubiera explotado el filón, ellos decidieron no hacerlo. Por no agotarlo, se entiende. Aún así no hubieran estado mal un par de discos más. Tampoco habrían rebasado con ello la linea de la honestidad. Y a pesar de su separación prematura, intuyo que les hubiera gustado ser como Led Zeppelin. Pero claro, eran solo tres... Y me da a mí que demasiado modestos.

★★★★☆

A1 ¡Corre, corre! 3:23
A2 Sorprendente 4:05
A3 No se vende el rock and roll 3:09
A4 La fina 4:49
B1 ¡Que tire la toalla! 4:10
B2 Entre las cejas 3:30
B3 No lo entiendo 3:26
B4 ¡Qué desilusión! 3:42

Total: 30:14

Xxx

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Maneras de vivir / Todo es más sencillo (Leño, 1981) [SINGLE]

ROCK URBANO. Cuando se está ante un hito, hay que saber darse cuenta y reconocerlo. Pocos dudarían, aunque fuera sin escuchar la cara A de este single, en calificarla como tal. La sombra de "Maneras de vivir" en el rock patrio es tan alargada que solo su título ya nos hace arrodillarnos y persignarnos con furor. Algo que está totalmente justificado si tenemos en cuenta que estamos ante el que puede ser el himno oficioso de todo un movimiento, el de un rock urbano que con este tema encontró su mejor definición.


Una identificación que surge de su ritmo, sobre una base sencilla de rock and roll, su riff inconfundible, ese piano saltarín y por supuesto la voz dejada e insolente de Rosendo. Señas de identidad que, unidas a una letra que habla de libertad y de hacer lo tuyo sin mirar a quién, la han hecho eterna. Y eso que no fue incluida en ningún LP del grupo.

Según parece, la banda sacó la canción cuando no tenían disco largo proyectado, pero veían la necesidad de publicar algo para mantener el interés del público. En esa tierra de nadie salió este single. Meses después se pondrían a pergeñar su próximo LP, un ¡Corre, Corre! (1982) en el que ya estaban metidos en otras cosas como para pensar en regrabar una canción que ya estaba más que cerrada y que ya era tan exitosa que no pedía más que pasar página.

En cuanto a la cara B, nos encontramos un medio tiempo bastante jugoso, aunque claramente por debajo del himno al que complementa. Una "Todo es más sencillo" que no solo anuncia la última etapa de la banda, sino que deja entrever en su dinánica verso-estribillo a un Rosendo desgañitado, con cierto parecido a lo que haría en su casi inminente carrera en solitario. Una canción que rebaja el tono eufórico de "Maneras de vivir" y que no acaba de redondear un buen single, imprescindible para tener el cuadro completo, pero no tan genial como debería haber sido.

☆☆★★★

A Maneras de vivir
B Todo es más sencillo

Total: 8 min.

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