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domingo, 14 de julio de 2024

Enrocado en la heterodoxia

Sacromonte (Enrique Morente, 1982)

FLAMENCO NUEVO. "Al principio a la afición le cuesta entender mis discos. Después hay cambio de opinión." (Enrique Morente)

Tras el éxito de dos obras tan diferentes como el Homenaje a D. Antonio Chacón y ese Despegando, ambas de 1977 y con unas intenciones que avanzaban sutilmente en la heterodoxia, Morente se saca de la manga este disco, que es una nueva afrenta para con el inmovilismo. Un disco que se espeja en la revolución propiciada por obras como La leyenda del tiempo (Camarón, 1979) o ese aventurero Gipsy Rock (1974) de Las Grecas, para ahondar en nuevos caminos por los que transitarían sus coetáneos y sus numerosos hijos artísticos.

Sacromonte ha ido ganando adeptos y aumentando su cotización con los años. De ser menospreciado por casi todos ha pasado a ser una de las obras de referencia para todo aquel que se ha aproximado a versionar o adaptar la obra del granadino. Después de escucharlo, no me resulta extraño que haya nutrido los cancioneros con los que Los Planetas o Los Evangelistas han forjado su obra en el siglo XXI. Por algún motivo, mucho de lo que han hecho alrededor de la figura del Ronco del Albaicín lo han sacado directamente de este disco. Será por sus bajos carnosos o por el uso ochentero de las baterías. Será por sus melodías abiertas y limpias, que se regodean en ese pop gitano que también se contagiaría en obras como Te lo dice Camarón (Camarón, 1986).

Sea por lo que fuere, Sacromonte merece su sitio en el canon morentiano. Por mucho que suene algo naif en algunos tramos, por mucho que me chirríe esa portada un pelín artificiosa, con el artista en esa pose entre el pensador de Rodin y la Chiquita Piconera. Esa mirada a ese suelo que parece un tablero de ajedrez dice mucho también sobre la encrucijada en la que se encontraba Enrique. Un brete que resuelve como mejor sabe y que acaba redundando en un disco que ha ido ganando peso con los años. No sé por qué, pero a pesar de todo, Sacromonte tiene un extraño influjo del que me cuesta escapar.

★★★☆☆

A1 Tienes la cara
A2 Eres como veleta
A3 Sembré una esperanza
A4 Mi pena
A5 Donde pones el alma
B1 Amante
B2 Cuando un hombre
B3 Pa' mi Manuela
B4 Tiro tire
B5 Decadencia

Total: 35 min.

Xxx

DISCOS RELACIONADOS


 

domingo, 19 de julio de 2020

El ronco del Albayzín


Enrique Morente
Granada, 1942 - Madrid, 2010
 
Enrique Morente Cotelo, “El ronco del Albayzín”, “El cantaor rojo”… múltiples apelativos no siempre cariñosos para el último iconoclasta, el genio definitivo del flamenco heterodoxo. Los hay que han llegado más lejos, pero siempre a su rebufo, siguiendo la estela que ha dejado en el aire indeleble como un tatuaje.

Desde sus difíciles comienzos en los tablaos y peñas de Madrid ya se le veía algo especial. Pocos lo apreciaban por su afinación o rango vocal. Pepe de la Matrona lo tomó como un discípulo, aunque más atraído por su personalidad y sus ideas que por su arte. Así fue haciéndose un nombre y ya desde el comienzo se veía que sus manierismos no siempre corrían paralelos a la tradición.

Con estas habilidades, muchas o pocas, el granadino completó una carrera envidiable. Un dechado de independencia y riesgo, traspasando todas las fronteras y los límites de la cerrazón polvorienta de un purismo que sigue sin entender nada. Como otros creó sus propios palos y truncó los ritmos a su antojo, introdujo a los poetas más cultos, vetados salvo alguna excepción en el mundo rancio que lo rodeaba, se codeó con cantautores y hippies, con rockeros e incluso coqueteó con el noise y las vanguardias.

Su puñetazo en la mesa fue “Omega”, disco de 1996. Una monstruosidad de álbum para el que se alió con Lagartija Nick para musicar poemas de Lorca y versionar a Leonard Cohen. Toda una afrenta que contraponía el vértigo de su voz con el magma eléctrico de unas guitarras metálicas en pleno estertor apocalíptico. Una obra que fue su legado para la eternidad y la losa que acabó por alejarlo definitivamente de los cenáculos que dan y quitan el prestigio en el flamenco. Esos decidieron que Enrique estaba fuera y el resto del mundo no podemos más que felicitarnos por ello. ¡Benditos sean!

DISCOS RUID0
  • Homenaje a D. Antonio Chacón (1977) 🌟
  • Despegando (1977) 🌟🌟
  • Sacromonte (1982)
  • Alegro, soleá y fantasía de cante jondo (1995)
  • Omega (1996) 🌟🌟🌟
  • Sueña la Alhambra (2005)
  • Pablo de Málaga (2008)
ARTISTAS RELACIONADOS
  • Lagartija Nick
  • Los Evangelistas
  • Sonic Youth
  • Soleá Morente

viernes, 17 de diciembre de 2010

supertrax #25: arte y majestad



Sirva esto de homenaje sincero a un grande. Una coplilla que quizás no muestra el lado más jondo del maestro pero que está llena de su aliento visionario, cercano y popular. Dotada de una letra de esas que llegan y de una sencillez casi pop. Adorable esa parte que se va repitiendo como un eco sonoro y potente: "que me van aniquilando / la gente anda diciendo / yo sigo por mi camino / que las nubes las destruye el viento."

miércoles, 8 de julio de 2009

¡Asesinados por el cielo!

Omega (Morente & Lagartija Nick, 1996)



FLAMENCO EXPERIMENTAL. Hay artistas que se quedan en un rincón reviviendo continuamente un pasado más o menos glorioso y ARTISTAS que miran hacia delante continuamente en una búsqueda insaciable. Estos últimos escasean y como buscadores de una verdad intangible se dan más de un coscorrón. Enrique Morente es uno de esos visionarios que entiende la música como una materia viva y cambiante. Como algo que no puede encerrarse entre prejuicios y miedos. Su carrera siempre había sido un romper continuo con lo anterior, una provocación para muchos, una afirmación continua para otros tantos.

Omega no es sino un punto de inflexión absoluto en su carrera y en la historia de la música en castellano. La ambición que proyectaba no era para tomar a broma y, sinceramente, se prestaba a salir mal por muchos motivos. El principal era una tendencia clara hacia la épica y la dispersión. Vamos, aunque peguen, no se me antoja fácil unir a Federico García Lorca y Leonard Cohen bajo el paraguas del flamenco. Y para más inri, por si esto no fuera suficientemente osado, se alía con Lagartija Nick para teñir los palos de un rock casi thrash que auguraba interés… Y muchas dudas.

A veces ocurre, y hablamos de triunfo absoluto entonces, que los ARTISTAS se sobreponen a todas las dificultades y vencen los augurios a base de creatividad, talento o sangre. De todo esto se valió este grupo de granaínos para empastar unos estilos antagónicos que conviven y respiran como sin esfuerzo en un trabajo capital como se han visto pocos en este país. No puede sonar exagerado, no al menos después de atravesar "Omega" la canción, el dichoso y negro pórtico que se erige en el impresionante acceso al álbum. Sus once minutos nos sacuden entre magmas eléctricos, poesía apasionante y crescendos sedientos de sangre. Un tour de force que sirve de presentación perfecta para la dulzura portuaria de "Pequeño Vals Vienés". Morente derrite los versos de Lorca en la versión de Cohen en un maridaje triple digno del autor de Beautiful Losers (1966).

A pesar de todo este paisaje abyecto para el purista no crean que esto es algo diferente del flamenco. Esto sigue siendo flamenco por actitud y rajo. De eso se encargan los temas más "tradicionales" del disco. Tradicionales por decir algo porque todos tienen el sello morentiano, el giro que los diferencia de cualquier otra cosa. Eso que hace que a los que no escuchan flamenco les parezca muy puro y a los fanáticos del género una marcianada. Pues ni una cosa ni otra. No me gustan los extremismos. Y eso que Omega se sitúa en un extremo desde su mismo título. ¿El final de una etapa? Principio, final, nacimiento, muerte… ¡Tremebundo!
 
 
1 Omega 10:48
2 Pequeño vals vienés (Take This Waltz) 5:33
3 El pastor bobo 3:42
4 Manhattan (First We Take Manhattan) 4:44
5 La aurora de Nueva York 4:59
6 Sacerdotes (Priest) 4:07
7 Niña ahogada en el pozo 3:45
8 Adán 4:14
9 Vuelta de paseo 5:08
10 Vals en las ramas 4:01
11 Aleluya (Hallelujah n. 2) 6:24
12 Norma y paraíso de los negros 4:34
13 Ciudad sin sueño 5:46
Total: 67:45
 
"Omega es la visión de Enrique Morente sobre Poeta en Nueva York de Federico García Lorca." - (libreto interior del disco)

"Incluso antes de salir el disco, la flamencología empezó a criticarme muy enérgicamente y a agredirme como si estuviéramos haciendo algo malo (...) Fue un posicionamiento, un pronunciamiento musical, un golpe de estado artístico a lo que se hacía en esos momentos." (Enrique Morente)

"El poema en trece versos ya contiene el grito y el ruido, aparte de ser una premonición sobre la propia muerte de Lorca, pero Morente enseguida visualizó cómo adaptarlo a nuestro caos." (Antonio Arias, Lagartija Nick, sobre la canción "Omega")

"Los poemas explosionaban en nuestras manos y nos arrastraban por el camino de la intuición." (Antonio Arias)