domingo, 16 de septiembre de 2018

... Y alevosía

Nocturne (Siouxsie & the Banshees, 1983)
 

POST-PUNK. He aquí la ceremonia malsana de Siouxsie & the Banshees. Pocos que no lo vivieran in situ tendrán al grupo como una máquina de directo perfectamente engrasada. Lo cierto, aquí se demuestra con creces, es que sí, los londinenses tenían un directo espectacular. El magnetismo animal de Siouxsie con el acompañamiento certero y punzante de sus tres escuderos desgranaba una liturgia donde la oscuridad, las velas y el nudo en la garganta hacían aflorar los sentimientos más enterrados y más verdaderos de una legión de acólitos ansiosos por vibrar.

Los fastos se abren bajo la intensidad épica de Stravinsky y su "Rito de la primavera", introducción de lujo para una "Israel" que marca el tono severo de un show que iba a incluir buena parte de lo mejor que habían compuesto hasta la fecha, con especial fijación por sus dos últimos discos. Singles y caras B se dan la mano con favoritas escondidas para fans en una composición fabulosa que retrata estupendamente los poderes del grupo.

El disco se compone a partir de dos actuaciones en el Royal Albert Hall y destaca por la presencia de Robert Smith a la guitarra. El líder de The Cure sale al rescate una vez más ante la deserción de John McGeoch justo después de acabar el disco anterior. Smith, que ya había ayudado a Severin y los suyos en 1979 cubriendo la baja de John McKay, hace lo propio y se entrega con una solvencia que acaba siendo el secreto de esta grabación.

Robert se destapa como un guitarrista fantástico y consigue que no echemos en falta el poder y la abrasión de guitarristas tan atípicos como los dos mencionados, figuras clave en el sonido del grupo. Él solito consigue que las canciones sean plenamente reconocibles y suenen como un cañón sin salirse de su estilo con el flanger a todo trapo. Quizás falle un pelín en el rasgueo demoníaco que requiere "Spellbound", pero sabe sacar jugos venenosos de la electricidad ("Helter Skelter"), arpegiar con clase infinita y sonar creíble y espontáneo en unas canciones que demuestra conocer como la palma de su mano.

Esto unido a las percusiones tribales e imaginativas de Budgie y al bajo oscuro, denso y a la vez volátil de Severin, crean una base indestructible para los gorjeos y la potencia a chorro de la garganta de una Siouxsie Sioux que nunca ha sabido dónde acaba su personaje y empieza su persona. Tal vez porque son la misma cosa. Vean los videos del concierto y comprenderán lo que digo. No hay muchas obras de este tipo por ahí. Este directo sí es de los que merecen la pena.

★★★★☆

A1 Israel 6:48
A2 Dear Prudence 4:01
A3 Paradise Place 4:20
A4 Melt! 3:42
B1 Cascade 4:47
B2 Pulled to Bits 3:51
B3 Night Shift 6:24
B4 Sin in My Heart 3:43
 
C1 Slowdive 4:03
C2 Painted Bird 4:17
C3 Happy House 4:12
C4 Switch 7:48
D1 Spellbound 3:17
D2 Helter Skelter 3:41
D3 Eve White / Eve Black 2:46
D4 Voodoo Dolly 8:43
Total: 76:23

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