Surf's Up (The Beach Boys, 1971)
POP BARROCO. Brian Wilson no estaba ya con su sol. Al menos no a pleno rendimiento. Y así lo anunciaban a bombo y platillo los supervivientes. "El surf se ha acabado". Y no era lo único. El disco mejor vendido de los chicos de la playa desde 1967 suena apagado más que calmado, tristón más que melancólico y débil más que reflexivo. No obstante la crítica lo trató bastante bien en su momento y en la actualidad cuenta con un cierto aura de prestigio. Será porque nadie esperaba mucho de ellos a esas alturas o porque nos va la nostalgia. Y de eso precisamente va un proyecto que desde el mismo concepto era una despedida de muchas cosas.
Se acabó el surf y para demostrarlo lo abren con toda una declaración de intenciones, "No te acerques al agua", canto ecologista con más de una lectura. Vale, pillo el concepto, me atrae, me resulta inteligente, pero el resultado no acaba de ser lo que se espera de una superbanda. No, no pillo del todo los coqueteos con el rock progresivo. Aunque los veo interesantes, no empastan con los reyes de la playa. Es cierto que el disco es tremendamente coherente y sólido. Como también que le falta chispa y suena más agotado que el guerrero de la portada.
Aun así, quedan retazos del buen hacer de siempre. Melodías inmarchitables que demuestran que los Beach Boys siempre han sido más que Brian Wilson y unos cuantos. Demostraciones que unidas a la carrera errática del "genio" de las armonías, suman en la valoración final. Pero falta algo. Y lo peor es que no volverá, porque ese algo se ha acabado. No sé si será mucho, pero al menos este rock crepuscular siempre nos servirá para acompañarnos en nuestros momentos más bajos. Por eso de recordarnos que todo podría ser peor. No, no es tan malo como me empeño en demostrar.
★★★☆☆
El concepto del álbum es tan entrañable como directo. La portada y el título dejan claro que esto va de agotamiento, de cambio de planes, de giro vital e incluso de hartazgo. Para ello se inspiran sin tapujos en esa "End of the Trail", escultura de James Earle Fraser localizada en Waupun, Wisconsin, que podemos ver en la imagen.
Una escultura de 1915 en la que se critica el daño causado a los nativos americanos por parte de los europeos que colonizaron Norteamérica. Un propósito que no es exactamente lo que quieren retratar unos Beach Boys de vuelta de todo, con un Brian Wilson desahuciado por sus problemas mentales y con su hermano Carl como líder de facto de la banda. Por muy buenas críticas que siga cosechando, sigo pensando que no se acerca a los mejores momentos de los Chicos de la Playa.
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