Band of Gypsys (Hendrix, 1970)
FUNK ROCK. Finiquitada la Experience, herida de muerte por la lucha de egos, las tensiones internas y, según las malas lenguas, por la incapacidad de una base rítmica que ya no era capaz de seguir a Hendrix en su viaje hacia las estrellas, Jimi reúne otro power trío dominado por el soul, el funk y una negritud que de alguna forma también lo congraciaba con los más radicales del panafricanismo y la Nación del Islam de Malcolm X y los suyos.
Aliarse con negratas como Buddy Miles (batería) y Billy Cox (bajo) no era una cuestión política ni reivindicativa, pero de alguna forma sí que muestra el punto en el que estaba un Hendrix que se buscaba a sí mismo más que nunca y en el que ardía una sed por explorar que estaba muy lejos de extinguirse. De ahí que se explaye como lo hace en esa barbaridad titulada "Machine Gun", doce minutos de guitarra al rojo, diálogos enrabietados entre los tres instrumentos y en definitiva una de sus composiciones e interpretaciones más impresionantes. Y de ahí, también, que de los seis temas del álbum deje espacio para dos composiciones de Miles.
Porque Band of Gypsys es un trabajo colaborativo al cien por cien. Hendrix dio a sus compinches la cancha que Noel Redding estaba harto de pedir y que el guitarrista nunca le acabó de dar del todo. A la postre fue uno de los detonantes de la ruptura con la banda anterior y con este disco Jimi parece querer dejar claro que no era un problema de ego por su parte, sino de encontrar a la gente adecuada.
Y la gente adecuada, por mucho que me pese, era esta pareja. Eso me parece indudable a la vista del arsenal armamentístico que muestran aquí. Una solidez rítmica solo equiparable al soul puro que corre por sus venas. Una base elástica, imaginativa y siempre insobornable. Sencillamente la seguridad que reclamaba el genio de las seis cuerdas.
Band of Gypsys se extrae de la serie de conciertos que el trío dio en el año nuevo de 1970 en el Fillmore East de Nueva York. Podían haber incluído algún exitazo pretérito, algún gancho para el público más facilón... Pero no. Jimi se las gastaba de otra forma. Su compromiso con el arte era innegociable. Por eso prefirió incluir estos seis temas totalmente desconocidos y entregar con ello la jam session definitiva. Una sesión en la que percibimos constantemente el influjo de la improvisación y en la que el free rock colea vivo e ingobernable. Haciéndose bola por momentos, eso también, y restando impacto debido a los temas de un Buddy Miles espectacular, pero a años luz del guitarrista en cuestión compositiva. Las únicas pegas para mí en un disco fundamental en el canon hendrixiano.
★★★★☆
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