martes, 28 de agosto de 2018

Las manzanas plateadas de la luna

Silver Apples (Silver Apples, 1968)

PROTOELECTRÓNICA. Silver Apples fueron unos visionarios o unos locos que hicieron lo que pudieron con lo que tenían a mano. No me queda claro cuál de las dos definiciones endosarles. De todas formas, hoy en día merecen todo el respeto que han amasado. Sin ellos no sé si podríamos hablar de space rock, noise, post-rock, krautrock o rock industrial. Fueron post-punk antes del protopunk y anunciaron a Suicide, Throbbing Gristle, Spacemen 3 o Can por decir algunos. Sean estos conscientes de ello o no.

Estamos ante su debut, piedra filosofal de la música experimental hecha con unos primitivos sintetizadores que no sé si pueden llamarse tales. En su música todo gira alrededor del Simeon, máquina de ruido primitiva hecha de varios osciladores ideada por Simeon Cox, miembro fundador junto al percusionista Danny Taylor. No hay guitarras, una decisión que no entraba en sus planes originales. Llegaron a tener tres guitarristas al principio, pero fueron desertando uno a uno espantados por la mole sónica que salía de las entrañas del cacharro.

Así fueron moldeando su sonido, el cual ya en este primer disco nos los muestra innovadores, minimalistas y primitivos a la vez. Las percusiones tribales aumentaban este efecto, mientras que los toques de folk irritaban y resultaban simpáticos a la vez. Tampoco son muy notorios aquí. Después meterían incluso banjos, pero en este disco casi todo lo que suena es arisco y duro. Se atreven incluso a tontear con los antepasados del sampler, incluyendo piezas famosas de música clásica en un tema, aunque estaban lejos todavía de tratar de crear algo nuevo con ellas. Más que integrarse en el tema quedan como sonidos incidentales pensados para dar mal rollo.

Y es que esto último es lo que los caracteriza. Opuestos al hippismo de la época, buscaban la confrontación y la trascendencia mística a través de bloques rítmicos hipnóticos y parches atonales. Tuvieron cierta repercusión y su cohorte de seguidores, sobre todo en la escena neoyorquina, donde se formaron, llegando a girar por todo el país, aunque su auténtico valor ha sido reconocido con los años, a través de la huella indeleble que dejaron en algunas de las propuestas más intensas e interesantes de las últimas décadas. Un disco fundamental.

★★★★☆

A1 Oscillations 2:47
A2 Seagreen Serenades 2:53
A3 Lovefingers 4:10
A4 Program 4:05
A5 Velvet Cave 3:28
B1 Whirly-Bird 2:39
B2 Dust 3:42
B3 Dancing Gods 5:55
B4 Misty Mountain 2:38
Total: 32:17

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