ruid0: Los bustos parlantes

Talking Heads

Nueva York, USA

Tres de los cuatro miembros fundadores se conocieron en la escuela de arte, en Providence, donde dos de ellos ya formaron un grupo en plan amateur. David Byrne y Chris Frantz siguieron con su interés musical y se trasladaron a Nueva York con la esperanza de ampliar miras y meterse en algo más serio. Con ellos estaba la novia de Frantz y tercera en discordia, una Tina Weymouth que no tocaba nada y que se puso con el bajo ante la escasez de bajistas con los que contar para la nueva banda. Impresionante lo que consiguió con el instrumento en solo unos meses. Frantz se encargaría de la batería y Byrne de la guitarra y la voz. Ya estaba el núcleo duro formado, aunque aún parecía faltar algo. Un hueco que acabó cubriendo Jerry Harrison, guitarrista hacendoso capaz de encargarse también de unos teclados que redondeaban el sonido de estos hambrientos y básicos Talking Heads.

Esta sería la formación con la que conquistarían el mundo, aunque con los años irían sumando músicos para sus directos llegando a tener hasta diez miembros sobre el escenario. Todo esto contrasta con unos inicios bastante raquíticos, muy punk en cuanto a ethos y modus operandi, con el CBGB como segundo hogar y teloneando a gente como los Ramones. Un aprendizaje que resultó crucial para pulir su estilo lleno de guitarrazos afilados y ritmos cortantes, lleno de funk y música negra y con unas letras y una puesta en escena en la que primaba el mensaje por encima de todo. Poesía confrontacional, crítica al sistema y sobre todo a las incongruencias del individuo... David Byrne fue un experto en poner en primer plano las contradicciones sobre las que construimos nuestras vidas.

Su carrera no fue demasiado larga y discográficamente hablando se extiende durante once años en los que editaron ocho discos de estudio y un par de directos. De todos estos su etapa de gloria cubriría el período entre 1977 y 1984, aunque esto es una apreciación puramente personal. Desde su debut "Talking Heads: 77" (1977) y la película en directo, "Stop Making Sense" (Jonathan Demme, 1984). Después se aprecia un bajón bastante evidente, pero el rosario de obras maestras que nos regalaron en sus primeros años es algo que pocos han podido igualar. Por todo ello, Talking Heads siempre estarán en los corazones de melómanos de todo pelaje como una de las mejores bandas de la historia del rock.

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