
MAXIMUM R&B! El primero de los Who hay que escucharlo así, en su edición británica y en mono para que el impacto de estos temas duela como si nos estuvieran dando en las costillas con un puño americano. En la edición estadounidense nos cambian "I'm a Man" por "Instant Party (Circles)", nos cambian el orden, pero sobre todo nos escamotean esa gloriosa portada en la que, por mucho que estén mirando hacia arriba, los londinenses nos están diciendo que no se arredran ante nada ni nadie. Porque este disco con el que se presentan al mundo va de eso: de cómo ser un inadaptado y no morir en el intento.
Si miramos a lo que estaban haciendo sus coetáneos en 1965, veremos a los Kinks intentando encontrarse con Kinda Kinks y The Kink Kontroversy, a los Stones sacando mil discos en ediciones británica y americana sin acabar de dar en el clavo, y a los Beatles, esos sí, empezando a forjar sus primeras obras maestras, con Help! y sobre todo Rubber Soul. Está claro que los de Liverpool siempre fueron inalcanzables para el resto, pero por lo demás los Who no tenían que temer a nadie. No digamos ya a los Animals, que, aparte de clavar un par de buenos temas, seguían siendo incapaces de producir un álbum redondo.
Aun así, toda esta contundencia y todo este buen hacer tenía algo de trampa. Porque en realidad la formación definitiva de la banda, la que grabó este disco, era la culminación de un proceso que había empezado en 1961. Un proceso en el que habían cambiado de nombre tres veces y habían llegado incluso a sacar un single. Todas esas tablas se notan en un estreno muy hecho. Un debut en el que siguen alineados en esa corriente mod con las que se les había relacionado desde sus comienzos como The Detours y sobre todo como The High Numbers. Y una presentación en la que sorprenden por cómo suenan melódicos pero aplastantes a la vez. Un sonido que bautizaron como maximum r&B! y que los define a la perfección con esa mezcla salvaje de rhythm & blues, soul, pop y rock & roll.
Algo tenían que ver los poderes sobrehumanos de esa base rítmica inigualable. Keith Moon a las baquetas y John Entwistle (The Ox) al bajo creo que no necesitan mayor presentación. Igual que Pete Townshend, guitarrista incendiario y principal compositor, y la voz poderosa y dúctil del maravilloso Roger Daltrey. Y algo tendría que ver el talento de un Townshend que le hizo ya en su primer álbum entregar una obra en la que solo había tres versiones. Algo que para la época era toda una proeza y que hablaba de lo maduro que estaba el grupo ya en estos momentos iniciales. No puede haber duda ante gemas de su puño y letra como "Out in the Street", "La-La-La-Lies", "My Generation", "The Kids Are Alright", "A Legal Matter" o "The Ox". Canciones que, de verdad, parecen robadas a clásicos incontestables. Y esto solo era el principio.
★★★★☆
A1 Out in the Street 2:31 ✔
A2 I Don't Mind 2:36 ✔
A3 The Good's Gone 4:02 ✔
A4 La-La-La Lies 2:17 ✔
A5 Much Too Much 2:47 ✔
A6 My Generation 3:18 ✔
B1 The Kids Are Alright 2:46 ✔
B2 Please, Please, Please 2:45 ✔
B3 It's Not True 2:31 ✔
B4 I'm a Man 3:23 ✔
B5 A Legal Matter 2:48 ✔
B6 The Ox 3:50 ✔
Total: 35:34
Es curioso, o no, pero a pesar de que complicarían su propuesta más adelante, de que enriquecerían su sonido y apabullarían con sus conciertos en años posteriores, para mí, toda esa mística de "banda más ruidosa del mundo", esa furia desatada entre torres de amplis y ese ceremonial encendido que eran sus conciertos me llevan más a este disco que a, digamos, algo tan poderoso como Who's Next (1971).
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