lunes, 21 de julio de 2025

Viviendo deprisa

My Generation (The Who, 1965)

 

MAXIMUM R&B! El primero de los Who hay que escucharlo así, en su edición británica y en mono para que el impacto de estos temas duela como si nos estuvieran dando en las costillas con un puño americano. En la edición estadounidense nos cambian "I'm a Man" por "Instant Party (Circles)", nos cambian el orden, pero sobre todo nos escamotean esa gloriosa portada en la que, por mucho que estén mirando hacia arriba, los londinenses nos están diciendo que no se arredran ante nada ni nadie. Porque este disco con el que se presentan al mundo va de eso: de cómo ser un inadaptado y no morir en el intento.

Si miramos a lo que estaban haciendo sus coetáneos en 1965, veremos a los Kinks intentando encontrarse con Kinda Kinks y The Kink Kontroversy, a los Stones sacando mil discos en ediciones británica y americana sin acabar de dar en el clavo, y a los Beatles, esos sí, empezando a forjar sus primeras obras maestras, con Help!  y sobre todo Rubber Soul. Está claro que los de Liverpool siempre fueron inalcanzables para el resto, pero por lo demás los Who no tenían que temer a nadie. No digamos ya a los Animals, que, aparte de clavar un par de buenos temas, seguían siendo incapaces de producir un álbum redondo. 

Aun así, toda esta contundencia y todo este buen hacer tenía algo de trampa. Porque en realidad la formación definitiva de la banda, la que grabó este disco, era la culminación de un proceso que había empezado en 1961. Un proceso en el que habían cambiado de nombre tres veces y habían llegado incluso a sacar un single. Todas esas tablas se notan en un estreno muy hecho. Un debut en el que siguen alineados en esa corriente mod con las que se les había relacionado desde sus comienzos como The Detours y sobre todo como The High Numbers. Y una presentación en la que sorprenden por cómo suenan melódicos pero aplastantes a la vez. Un sonido que bautizaron como maximum r&B! y que los define a la perfección con esa mezcla salvaje de rhythm & blues, soul, pop y rock & roll.

Algo tenían que ver los poderes sobrehumanos de esa base rítmica inigualable. Keith Moon a las baquetas  y John Entwistle (The Ox) al bajo creo que no necesitan mayor presentación. Igual que Pete Townshend, guitarrista incendiario y principal compositor, y la voz poderosa y dúctil del maravilloso Roger Daltrey. Y algo tendría que ver el talento de un Townshend que le hizo ya en su primer álbum entregar una obra en la que solo había tres versiones. Algo que para la época era toda una proeza y que hablaba de lo maduro que estaba el grupo ya en estos momentos iniciales. No puede haber duda ante gemas de su puño y letra como "Out in the Street", "La-La-La-Lies", "My Generation", "The Kids Are Alright", "A Legal Matter" o "The Ox". Canciones que, de verdad, parecen robadas a clásicos incontestables. Y esto solo era el principio.

★★★★☆

A1 Out in the Street 2:31 ✔
A2 I Don't Mind 2:36 ✔
A3 The Good's Gone 4:02 ✔
A4 La-La-La Lies 2:17 ✔
A5 Much Too Much 2:47 ✔
A6 My Generation 3:18 ✔
B1 The Kids Are Alright 2:46 ✔
B2 Please, Please, Please 2:45 ✔
B3 It's Not True 2:31 ✔
B4 I'm a Man 3:23 ✔
B5 A Legal Matter 2:48 ✔
B6 The Ox 3:50 ✔

Total: 35:34

Es curioso, o no, pero a pesar de que complicarían su propuesta más adelante, de que enriquecerían su sonido y apabullarían con sus conciertos en años posteriores, para mí, toda esa mística de "banda más ruidosa del mundo", esa furia desatada entre torres de amplis y ese ceremonial encendido que eran sus conciertos me llevan más a este disco que a, digamos, algo tan poderoso como Who's Next (1971).

 
 
Después depurarían todo lo que apuntaban aquí. Al fin y al cabo, este disco no deja de ser una reverencia a la música que los había alimentado desde siempre. Sin embargo, por mucho que contaran con más medios, más sapiencia y más volumen, nunca volverían a sonar con esta insolencia y este desenfreno. Y es que ya se veía que lo de los Who iba a ser algo muy grande. 

DISCOS RELACIONADOS

 

 
 

Shane's lament

Rum, Sodomy & the Lash (The Pogues, 1985)
 

PUNK GAÉLICO. Estamos ante uno de esos raros artefactos que desafían el paso del tiempo con la cabeza erguida y el paso firme. Rum, Sodomy & the Lash es una de esas rara avis que sobrevivirían en una era post-atómica. Un disco de género que ha traspasado el encasillamiento para convertirse en obra esencial en cualquier discoteca seria. Igual que el Legend de Bob Marley lo es para el reggae, el segundo de The Pogues es un monumento a la, llamémosla, música tradicional gaélica. Lo sé, he evitado el apelativo celta a propósito. Es que esto es mucho más, y supongo que para los seguidores de dicha música, mucho menos. Como decía, es un disco de género que traspasa las fronteras de los gustos. Este y el mencionado Legend hay que tenerlos aunque no te gusten ni los violines ni el reggae. Es así de absoluto. Y con el matiz importante de que este disco no es ningún recopilatorio. Es un trozo aleatorio de la intensa carrera de un grupo intenso como pocos, con un frontman espectacular y trágico.

Shane MacGowan ha probado ser un borrachín simpático o un iracundo alcohólico bañado en rabia berserk. Tan inexplicable y tan humano como la poesía que derrama en cada verso. Una poesía directa y brutal, crónica sin depurar de una vida desordenada, virulenta y totalmente real. Este carácter indómito es lo que hace que muchos llamen a esto punk gaélico a pesar de que el grupo sabe como invocar las llamaradas de la revuelta sin recurrir a ningún tópico rockero en su música. No, no busquen distorsiones ni electricidad. La potencia puede fabricarse con otros métodos. Con una actitud como desganada al cantar, con las manos en los bolsillos, que no esconde una pasión y un buen hacer ilimitados, con una energía pasional que mueve al más inerte y con una selección de temas donde la conjunción entre lo tradicional y lo propio hace indistinguibles a unos y otros. Esto es un todo, y un todo brutal. Un disco del que no hay manera humana de cansarse. Ni en mil vidas.

 

A1 The Sick Bed of Cuchulainn 2:59
A2 The Old Main Drag 3:19 ✔
A3 Wild Cats of Kilkenny 2:48
A4 I'm a Man You Don't Meet Every Day 2:55
A5 A Pair of Brown Eyes 4:54
A6 Sally MacLennane 2:43
B1 Dirty Old Town 3:45
B2 Jesse James 2:58
B3 Navigator 4:12
B4 Billy's Bones 2:02
B5 The Gentleman Soldier 2:04
B6 And the Band Played Waltzing Matilda 8:10

Total: 42:49

La balsa de Medusa es el motivo sobre el que juega el grupo en la portada. Con toda esa tragedia que impregna la obra de Géricault, crónica de un suceso real, MacGowan y los suyos juegan a disfrazarse, a despojar de dramatismo a la muerte, a hacerla un trampantojo de la vida a través de la juerga sin fin y de la enorme profundidad de la tradición. En un principio puede parecer que se ríen de la alta cultura, pero no, lo que pasa es que en su mundo todo se mezcla y todo tiene cabida.

☘☘☘

Poguetry in Motion (The Pogues, 1986) [EP]

PUNK GAÉLICO. Podría haber sido el coletazo glorioso de ese Rum, Sodomy & the Lash (1985) al que epiloga, pero lo cierto es que este EP se acaba quedando a medio camino. Porque son cuatro canciones que nos siguen mostrando a la banda en plena forma y a Shane en una cúspide de la que no había quien lo bajar. Pero también hay que reconocer casi de inmediato que solo la mitad del disco brilla a la altura de sus dos largos anteriores.

Por supuesto que me refiero a esa "The Body of an American", que refulgió con luz propia en esa serie espectacular que fue The Wire. Y por supuestísimo también que me refiero a esa "A Rainy Night in Soho", que está entre las mejores partituras de The Pogues. Esa es la gloria y la miseria de este EP. La de ese "And you're the measure of my dreams" con el que se acaba apagando un temazo que no tiene parangón en el canon de los londinenses. Mucho menos en este EP interesante, atractivo, pero insuficiente en su conjunto. Lo que pasa es que con un par de motivos como los mencionados, a ver quién es el guapo que se pierde esto.

☆☆★★★  

A1 London Girl 3:07
A2 A Rainy Night in Soho 5:38
B1 The Body of an American 4:51
B2 Planxty Noel Hill 3:14
Total: 16:50

domingo, 20 de julio de 2025

Mastodonte

Elephant (The White Stripes, 2003)
 

GARAGE BLUES. Para mí estamos ante la cumbre de The White Stripes. Lo digo sabiendo que los más puristas tirarán seguramente por el lado de White Blood Cells (2001) o alguno de los anteriores. Sin embargo, por mi parte lo tengo muy claro. Este disco presenta el balance perfecto entre madurez y rajo, tiene mucho más equilibrio que cualquier otro y, lo más importante, tiene mejores canciones.

Es cierto que en su evolución lenta pero inexorable los White parecen abandonar a Robert Johnson en favor de Led Zeppelin, pero eso demuestra no ser tan malo como podría parecer. Las andanadas de pura energía que nutren su cuarto álbum así lo atestiguan. Lo bueno aquí es mucho y aunque sigue habiendo minutos de la basura, diría que son muchos menos de lo habitual. Lo dudoso aquí queda ahogado por el hard rock & soul, el folk eléctrico y el rock clásico sin más adjetivos. Por temas tan irrebatibles como "Seven Nation Army" (sí, ella no tiene la culpa del uso que le han dado), "Black Math", "There's No Home for You Here", "Hypnotize" o "Girl, You Have No Faith in Medicine", entre otros.

Lo malo son semifallos en los que manda lo naíf o la ocurrencia. Temas mucho más livianos y de impacto más limitado como  "I Just Don't Know What to do With Myself", "In the Cold, Cold Night" o "Little Accorns". Canciones que amenazan con volver a bajar unos grados la temperatura de un álbum que se acaba manteniendo por su grandioso acabado, sus enormes momentos de verdad semiacústica y esa electricidad sangrante que chorrea por los altavoces sin mesura alguna. Una imperfecta pero rotunda obra maestra del cambio de siglo para demostrar que el rock podrá llegar a estar en coma, pero no va a morir nunca.

★★★★☆

1 Seven Nation Army 3:51 ✔
2 Black Math 3:03 ✔
3 There's No Home for You Here 3:43 ✔
4 I Just Don't Know What to Do With Myself 2:46
5 In the Cold, Cold, Night 2:58
6 I Want to Be the Boy to Warm Your Mother's Heart 3:20 ✔
7 You've Got Her in Your Pocket 3:39 ✔
8 Ball and Biscuit 7:19 ✔
9 The Hardest Button to Button 3:32 ✔
10 Little Acorns 4:09 
11 Hypnotize 1:48 ✔
12 The Air Near My Fingers 3:40
13 Girl, You Have No Faith in Medicine 3:17
14 Well It's True That We Love One Another 2:42 ✔

Total: 49:47

sábado, 19 de julio de 2025

El olor pestilente de la venganza

Live at Last (Black Sabbath, 1980)

HEAVY BLUES DE CATACUMBA. Este disco salió sin el permiso de la banda. Aunque habían estado tonteando con la idea del álbum en directo hasta el punto de realizar unas grabaciones en 1973 para lanzarlo, no quedaron conformes con los resultados y estos registros quedaron archivados. Tras despedir a su mánager, Patrick Meehan a finales de los 70, entablaron una lucha judicial por sentirse estafados durante su gestión. Ya fuera por venganza o como una manera de sacar tajada, o por los dos motivos, Meehan, que tenía los derechos sobre estas grabaciones, lanzó este directo sin el consentimiento de la banda.

Como podrán imaginar, con todos estos preliminares, la cosa no podía resultar muy exitosa desde el punto de vista artístico. Todo ese apresuramiento, que la banda no supervisara el lanzamiento y que se tratara de tomas que no habían pasado el filtro de calidad en su momento eran cuestiones que no auguraban nada bueno. Y sí, efectivamente, el disco es una decepción en toda regla. Un constructo en el que duele ver impreso el nombre de Black Sabbath. Como duele que en los créditos le endosen las voces a un tal Ossie [sic.] Osbourne. Parece que el rencor de Meehan no tenía límites.

En este despropósito, las canciones suenan desafinadas por momentos, y no me refiero solamente a Ozzy, y buena parte de ellas no tiene la fuerza que podíamos esperar de los de Birmingham. Estos no es que no suenen en forma, porque la verdad es que defienden el material con solvencia, pero está claro que no fueron las mejores noches de su carrera. Es lo que pasa cuando te empeñas en sacar lo que tienes disponible sin posibilidad de elegir o mejorarlo. Hay quien además se queja del repertorio, con ausencias mayúsculas, aunque no les doy la razón ahí. Al fin y al cabo, Sabbath aquí estaban en la gira de presentación de Vol 4 (1972), así que es normal que dominen los temas de dicho álbum en detrimento de algún que otro clásico que nunca puede faltar.

Aun así, tampoco puedo decir que la selección de temas no acabe afectando a la impresión que nos llevamos de Live at Last. Un disco que no debió salir nunca, por mucho que los fans acabáramos saciando nuestra curiosidad con temas gloriosos de esa primera etapa de la banda con Ozzy, la única culpable de que hayan entrado en los anales de la historia. El grupo contestaría un par de años después con Live Evil (1982), ya con Ronnie James Dio y sin Bill Ward. Según los supervivientes, su primer directo oficial, pero lo cierto es que, por mucho que critiquemos la maniobra de Meehan, en este al menos tenemos a los cuatro magníficos. Algo que se nota sobremanera y que hace que podamos pasar por alto parte de sus taras. No todas, por supuesto, pero quizás sí las suficientes como para no tirarlo a la basura.

★★☆☆☆

A1 Tomorrow's Dream 3:10
A2 Sweet Leaf 5:27
A3 Killing Yourself to Live 5:28
A4 Cornucopia 3:57 ✔
A5 Snowblind 4:47 ✔
A6 Children of the Grave 4:31 ✔
B1 War Pigs 7:37 
B2 Wicked World 18:44 ✔
B3 Paranoid 3:23

Total length: 57:04

viernes, 18 de julio de 2025

Glóbulos negros

White Blood Cells (The White Stripes, 2001)

GARAGE BLUES. Mi relación con Jack White y sus cosas nunca ha sido fácil. No nos hemos llevado bien por el simple hecho de que al principio me costaba ver pureza en su afán por entregarse al revival. Me era imposible creérmelo. No podía ser que tras tanto amor y tanto entendimiento de la raíz de la música que más me apasiona por parte del bueno de Jack no hubiera intenciones ocultas o simplemente la incapacidad creativa más rampante.

Por supuesto el tiempo me ha quitado la razón una vez más. El secreto no estaba oculto precisamente. Ya lo he dicho en el párrafo anterior. El amor y el entendimiento mayúsculos que demuestra el guitarrista, y por supuesto su compañera Meg, acerca de la música que toca, moldea y nos estampa en los morros es tan sincero y poderoso que no hay manera de pillarlos por ahí. Menos aún en este, su tercer disco, constructo mejor producido que toda su obra anterior, en el que se acercan al rock garajero en detrimento del blues que habían trabajado hasta ese momento.

Ni que decir tiene que no abandonan por completo los doce compases de la música del diablo. Es imposible despegar eso del rock, sobre todo si este es bueno, y aquí lo es, como mínimo, en la mayor parte del recorrido. También es demasiado deslavazado en su acabado, lo que, unido al apresuramiento con el que el vocalista se emperró en grabar el disco para capturar ese sentimiento de tensión real, redundó en un conjunto de canciones desperdigadas y sin conexión. Una cosa que seguro que les importaba un bledo a sus autores, pero una cosa que hace que, por muy intensos y crujientes que sean los temas, cueste trabajo llegar al final del tirón.

Que tampoco cuesta tanto. Lo que pasa es que conforme avanza el álbum nos vamos enredando en esa desconexión de manera más continuada y palpable. Porque entramos en una serie de canciones que unas veces te encantan y otras te resultan insoportables. Una curiosidad más que no sé si suma o resta en el haber de un álbum totalmente camaleónico, fresco y muy poco hecho. Sangrante, quizás. Algo que ni es para todo el mundo ni para cualquier momento. Bueno, al menos no podremos achacarles haberse vendido a lo comercial.

★★★☆☆

1 Dead Leaves and the Dirty Ground 3:03 ✔
2 Hotel Yorba 2:12 ✔
3 I'm Finding It Harder to Be a Gentleman 2:55 ✔
4 Fell in Love With a Girl 1:51 ✔
5 Expecting 2:05 ✔
6 Little Room 0:52
7 The Union Forever 3:27 ✔ 
8 The Same Boy You've Always Known 3:11 ✔
9 We're Going to Be Friends 2:22 ✔
10 Offend in Every Way 3:07
11 I Think I Smell a Rat 2:05
12 Aluminum 2:19 
13 I Can't Wait 3:39 ✔
14 Now Mary 1:48 ✔
15 I Can Learn 3:30 ✔
16 This Protector 2:10 ✔

Total: 40:36 

...

Título: Sonatas e interludios
Título original: Sonatas and Interludes 
 Autor: John Cage
 Año de composición: 1946-48
Género: Contemporánea 

 

Grabaciones de referencia:

  • Sonatas and Interludes for Prepared Piano (Maro Ajemian, 1951) ★★★
  • Sonatas and Interludes for Prepared Piano (Boris Berman, 1999) ★★★☆☆

 

  

 

John Cage compuso sus Sonatas e interludios para piano preparado entre febrero de 1946 y marzo de 1948. Se trata de un conjunto de partituras pensadas para ser ejecutadas en un piano al que se le han colocado objetos diversos en sus cuerdas con el fin de alterar su sonido.

Un nuevo experimento de enjundia de la mano de uno de los grandes genios de la música contemporánea y experimental del siglo XX. Ni que decir tiene que me enfrento a esta obra con la humildad que da la premisa de mi ignorancia sobre los postulados, directrices y reglas de la música de vanguardia. Ya sé que la principal regla es la ausencia de reglas. No obstante, eso no quita que en este sumatorio de algunas composiciones de Cage para su "piano preparado" se pueda hallar un carácter común que las hace a todas hermanas. Que las hace inconfundibles. Es la huella de la firma del genio que se puede apreciar en esas líneas que dibuja con el silencio siempre coloreando esos diseños. 

Es tanto lo que nos encontramos en estas partituras que no es posible glosarlo. Así a vuelapluma señalaré algunos sustantivos que me sugiere durante su escucha, como son la intriga, unas pizcas de jazz, unas gotitas diminutas de clasicismo, toneladas de penumbra, mutismo selectivo y paletadas de silencios rotos abruptamente... Una obra que supone una exploración incansable a la búsqueda del sonido definitivo. O del no-sonido. En cualquier caso, una búsqueda maravillosa no exenta de extravíos.

Una exploración para la que me he sumergido en dos interpretaciones radicalmente diferentes de la obra. Por un lado la aproximación totalmente intuitiva, espontánea y visceral de Maro Ajemian, intérprete norteamericana de ascendencia armenia, que contó con la colaboración y supervisión del propio Cage. De hecho, el compositor la tuvo en mente en varias de estas piezas. Por ello, además de epidérmico y casi caótico, lo que hace Ajemian parece acercarse más a lo que nos imaginamos que Cage buscaba. También es cierto que la grabación es de 1951, con la partitura muy reciente aún. De ahí que por todos estos motivos se considere a esta grabación como la más canónica y fidedigna a las intenciones del autor.

La segunda grabación es más medida y viene de un estudio concienzudo de los detalles inherentes en la obra. Boris Berman suena más claro y pulido. Mucho menos percutivo y atávico que Ajemian. Más tonal, más equilibrado. Algo que viene del análisis meticuloso de las partituras y de haber preparado el piano más a conciencia, llegando a medir y pesar los objetos, los cuales iban en el sitio preciso que marcaba Cage y no en otro. Esto le da ese sonido gamelánico que era el objetivo de Cage.

Es difícil elegir entre una grabación u otra. Como ya he dicho, son muy diferentes entre sí. Hasta el punto de no reconocer la misma obra en ambas interpretaciones. Cage seguro que hubiera apreciado el toque zen que aporta Berman, algo que estaba más en la onda de su etapa postrera como compositor. Y por supuesto, también valoró la interpretación más aleatoria e imprevisible de una Ajemian que prácticamente le ayudó a forjarla. Posteriormente se distanciaría de esa opinión, poniendo en valor lo controlado sobre la expresividad en flor de la pianista, pero eso no le quita ni una pizca de importancia ni de peso histórico a esa grabación primeriza. Un auténtico hito que merecería un apartado para sí mismo en la historia de la música.

1 Sonata I                      
2 Sonata II                      
3 Sonata III                      
4 Sonata IV                      
5 First Interlude                      
6 Sonata V                      
7 Sonata VI                      
8 Sonata VII                      
9 Sonata VIII                      
10 Second Interlude                      
11 Third Interlude                      
12 Sonata IX                      
13 Sonata X                      
14 Sonata XI                      
15 Sonata XII                      
16 Fourth Interlude                      
17 Sonata XIII                     
18 Sonatas XIV and XV Gemini (After Richard Lippold)                      
19 Sonata XVI  

John Cage siempre se ha caracterizado por su pasión hacia el estudio de las filosofías orientales y por su obsesión por experimentar el silencio absoluto, algo que acabó descubriendo que era imposible. Si desde el principio sospechaba que ese silencio no era posible en nuestro planeta, acabó por confirmarlo al entrar en una cámara anecoica en la Universidad de Harvard en la que supuestamente todo sonido queda cancelado por completo. 

Lo cierto es que cuando trató de sentir lo que era el silencio absoluto dentro de esa cámara se dio cuenta de que seguía percibiendo sonidos, uno grave y otro agudo concretamente. El sonido de su sistema nervioso y el de su sangre circulando. Ahí fue donde concluyó que el silencio absoluto no es posible en la Tierra, y de ahí surgieron experimentos posteriores como su composición de 1952, 4'33'', en la que trataba de trasladar toda esta teoría al entorno artístico de un escenario.

 

✠✠✠

 


(Blanco sobre blanco, Kazimir Malévich, 1918) 
 
 
Título: 4'33"
Título original: 4'33" 
 Autor: John Cage
 Año de composición: 1952
Género: Contemporánea/Minimalismo extremo/Nada
 
 
Grabaciones de referencia:
  • Ninguna y cualquiera (por motivos obvios) 
 
 
Ssssssshhhhhhh. (






 

 ) Ya. 

 

1 4'33"

miércoles, 16 de julio de 2025

Leviatán

Seamonsters (The Wedding Present, 1991)

 

ROCK ALTERNATIVO/NOISE. En su tercera referencia en largo, The Wedding Present cambian notablemente su estilo. Su forma de atacar las canciones parece de primeras más cerebral y menos asesina, aunque en realidad, con esa pausa en los rasgueos, acaban dándoles más contundencia y más gravedad. De manera clara, y en paralelo con el incipiente movimiento grunge, los de Leeds se estaban pasando al rock. Con una base rítmica que a veces simulaba al post-hardcore y unas guitarras que podrían haber salido perfectamente de Seattle, David Gedge y los suyos dieron un nuevo lustre a su pop acelerado para hacerlo más afilado y más contundente.

Un giro hacia lo masculino que podría parecer a priori más aburrido que su maravilloso y ginecético frenesí melódico, pero que funciona a la perfección. No hay más que ser consciente de nuestra cara de sorpresa cuando parten sin piedad esa "Dalliance" a mitad de canción, sin avisar y con una electricidad tan mórbida. Una ruptura que es el auténtico principio de un disco que a partir de ahí no va a dar tregua entre oleadas de feedback y una paciencia que les permite entregar canciones más elaboradas. Piezas que se desarrollan más plenamente que en ese latigazo cervical que fue George Best (1987). 

Creo que ahí radica lo especial de este disco. Cómo supo encontrar nuevas formas de expresión para el grupo sin traicionar sus principios y su personalidad. Es lo extraño. Cómo, a pesar de ser tan diferente a lo que habían hecho, esto sigue sonando a The Wedding Present. Cómo pueden mezclar las guitarras de los Smashing Pumpkins con My Bloody Valentine, Sonic Youth, Pixies o incluso Big Black y seguir manteniendo sus señas de identidad. 

Precisamente el líder de la última banda tiene mucho que decir aquí, ya que fue él, Steve Albini, el que produjo este trabajo. Decir que se nota es decir muy poco. Una nueva muesca en el revólver del glorioso productor de Chicago a cuenta de una banda que consigue, más que prolongar el legado iniciado con su gigantesco estreno, hacerse eterna con un trabajo que, a pesar de mis reticencias previas, me ha conquistado para siempre.

★★★★☆

1 Dalliance 4:24 ✔
2 Dare 3:44
3 Suck 3:58 ✔
4 Blonde 5:07 ✔
5 Rotterdam 3:16 ✔
6 Lovenest 5:11 ✔
7 Corduroy 3:29 ✔
8 Carolyn 3:39 ✔
9 Heather 3:32 ✔
10 Octopussy 6:17 ✔

Total: 42:37