
POP ALTERNATIVO. Me encanta cuando los artistas tienen un sello propio y me encanta cuando suenan indies sin pretender serlo. Sí, lo del indie por el indie es algo que no va conmigo. Y este artistazo que se esconde bajo un seudónimo tan molón tiene todo esto. Canciones extraordinarias entre lo entrañable y lo raro con espacio para el sentido del humor, algo tan necesario como el agua en el panorama musical y en el mundo.
"Escalofrío", "La carretera" (versión de ¡¡¡Julio Iglesias!!!), las cuatro últimas, con esa "Decathlon" tan gitana o esa "Enrique VIII" tan Sr. Chinarro, y mi favorita, la espectacular "El más romano del mundo", un poco Nacho Vegas y con una letra tan eléctrica como el ruidaco que la recorre de arriba abajo. Razones de mucho peso a pesar de que en el conjunto se vean aisladas, como piezas sin engarzar en el collar de un álbum que está algo descompensado y con una cierta falta de cohesión que a pesar de todo contribuye a enaltecer su encanto natural.
Será que me gustan las cosas a medio hacer, será que David Rodríguez habita con comodidad el caos más ingobernable, pero, si bien no es este un disco al que volver demasiado a menudo, es imposible no reconocerle su poder de atracción y lo apetitoso de un recorrido del que no nos cansamos (prácticamente) en ningún momento. Clase media más que recomendable.
★★★☆☆
1 Escalofrío ✔Total: 37 min.