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miércoles, 23 de julio de 2025

Siénteme, cúrame

Tommy (The Who, 1969)

 

ÓPERA ROCK. La historia de Tommy, traumatizado tras presenciar algún evento traumático no aclarado, hasta el punto de quedar ciego, sordo y mudo, es una de esas enormidades que superan toda clasificación. Poco se puede añadir al tamaño mitológico de un disco que, sin embargo, peca de hipertrofia en lo musical y en el pretender pasar por filosofía una historia que en realidad no da para tamaños intelectualismos. Aquí ya se empezaba a vislumbrar el exceso de la mitad de los 70. Que nadie me malinterprete. La música aquí es monumental y está tocada como merece. Y precisamente por ello y por la ambición con la que se gestó este proyecto, no tengo dudas de que sobrevivirá a mil generaciones.

A pesar de que su barroquismo y su dispersión melódica lo han hecho siempre un pedrusco muy duro para mi oído, con las escuchas, y sobre todo con la lectura detenida de sus letras, me he dado cuenta de lo minucioso y lo detallista del trabajo de Pete Townshend y compañía. Detalles como ir revelando la historia poco a poco y de una manera no lineal ni directa, sino elusiva y oculta, ese viaje instrumental catártico que es "Underture" justo después del viaje alucinógeno al que someten a Tommy en "Acid Queen", lo prodigioso de una obertura y un cierre que ejercen de catalizadores perfectos para la narración que abrigan... Demasiados detalles como para pensar que esta obra es fruto del azar. Nada más lejos de la verdad y nada más poderoso para convencer al más contrario a las óperas rock. Sí, yo entre ellos, aunque ya recibí mi ración de humildad al tener que reconocer el valor de ese magnífico S.F. Sorrow (The Pretty Things, 1968), verdadero precursor de este Tommy, por mucho que lo niegue el señor Townshend.

La perfección estructural es tal que el disco se divide en dos volúmenes (es doble), porque es una ópera en dos actos. "Underture" cierra el primer acto y nos prepara para enfrentarnos al segundo y decisiva conclusión de la historia. Un acto en el que se nos revela en un giro brutal cómo Tommy se cura y se convierte en una figura mesiánica, líder de una secta o similar para acabar siendo rechazado y volviendo a suplicar como en una plegaria el ser escuchado, comprendido y amado. Un retorno a la matriz, al origen de la narración que nos habla de lo cíclico de la historia, de las muchas incomprensiones y desconexiones que podemos sufrir y provocar. Un canto al humanismo más íntimo y vulnerable, que es precisamente el corazón de una ópera rock inigualable. Una obra que no podrás ponerte a diario, pero que necesitas experimentar plenamente al menos una vez en la vida.

★★★★☆

A1 Overture 3:50 ✔
A2 It's a Boy 2:07
A3 1921 3:14 ✔
A4 Amazing Journey 3:25 ✔
A5 Sparks 3:45 ✔
A6 Eyesight to the Blind (The Hawker) 2:15 ✔
B1 Christmas 5:30 ✔
B2 Cousin Kevin 4:03 ✔
B3 The Acid Queen 3:31
B4 Underture 9:55 ✔

C1 Do You Think It's Alright? 0:24
C2 Fiddle About 1:26
C3 Pinball Wizard 3:50 ✔
C4 There's a Doctor 0:25
C5 Go to the Mirror! 3:50 ✔
C6 Tommy Can You Hear Me? 1:35
C7 Smash the Mirror 1:20
C8 Sensation 2:32
D1 Miracle Cure 0:10
D2 Sally Simpson 4:10 ✔
D3 I'm Free 2:40 ✔
D4 Welcome 4:30 ✔
D5 Tommy's Holiday Camp 0:57 ✔
D6 We're Not Gonna Take It 6:45 ✔

Total: 76:09

Las reacciones de los protagonistas han sido mixtas a lo largo de los años y contrastan entre el entusiasmo inicial y una visión más prosaica y severa al echar la vista atrás. En general, todos coinciden en que les dio una nueva voz, la que necesitaban en ese momento y que era una forma de dar seriedad a un rock que necesitaba salir de la frivolidad. 

Sin embargo, Entwistle afirma que el efecto del álbum era mucho más intenso y auténtico en vivo. No hay más que escuchar "I'm Free" en directo y se apreciará que el bajista no va desencaminado. Daltrey declaró que acabó harto de hacer de Tommy en las grabaciones y posteriores directos. Se tomó tan en serio al personaje que llegó a fagocitar su personalidad. Townshend, por su parte, mostraba un entusiasmo que rayaba la euforia al principio del proyecto, pero acabó afirmando que no quedó contento al 100% con el resultado. Él pretendía contar una historia como hacen en la ópera, pero sin abandonar el formato rock. Lo que quedó al final, afirmaba, fue una historia pesada contada de forma pesada... como si fuera literatura.

A todo esto hay que añadir la película que dirigió Ken Russell en 1975. Una experiencia psicodélica, teatral y provocadora, realmente alucinante y que no es para todos los paladares. El propio Roger Daltrey hizo de Tommy en la misma y la banda regrabó algunas canciones de su banda sonora.

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jueves, 31 de octubre de 2024

The bright side of the moon


Ogdens' Nut Gone Flake (Small Faces, 1968)

 

MOD PSICODÉLICO. Parece ser que el germen del disco fue el proyecto que un tal Pete Townshend les había adelantado a Steve Marriott y Ronnie Lane. Iba a ser una ópera rock sobre un chico ciego y sordomudo llamado Tommy. A partir de estas ideas, quedando los motores creativos de los Small Faces cautivados ante la idea de escribir canciones que contaran una historia, decidieron encaminar sus pasos en esa dirección.

El resultado fue este álbum, el cual se nutre de la idea de la ópera rock solo en su segunda cara, la cual nos cuenta la historia de Happiness Stan en su búsqueda de la mitad de la luna que echó en falta una noche en la que esta estaba en una de sus fases en la que no está llena. Una historia contada en forma de cuento de hadas con narrador incluido, algo que podría parecer ampuloso, pero que funciona sin cortar el ritmo de una obra que se beneficia de todo ese surrealismo para endosarnos una buena dosis de psicodelia, soul y rhythm & blues sin abandonar un estilo que volvía locos a los mods de la época.

Stanley Unwin se encargó de las partes narradas. El humorista no fue la primera opción del grupo, pero hay consenso en alabar su trabajo con el empleo de ese lenguaje inventado que llamó unwinism y que consistía en truncar las palabras, insertarles sílabas nuevas y distorsionar el lenguaje buscando un efecto cómico que, mezclado con la rocambolesca historia de Happiness Stan, potencia los efectos narcóticos de una obra ya de por sí bastante psicodélica.

La cara A es más convencional, lo que no significa que esté exenta de originalidad y calidad. De hecho, al estar liberada del hilo argumental de la segunda, suelo disfrutarla más. Canciones de rock y cabaret que acaban empastando de una manera tan única como inesperada.

En cualquier caso, ninguna de las dos partes del álbum sobra. Todas suman y todas tienen una gracia descomunal. Será por eso que con el tiempo he conseguido vencer los prejuicios y las precauciones que me imponía un disco que veía pretencioso por todos lados y que he acabado apreciando como la pequeña joya que es. Desde un envoltorio, una auténtica maravilla del diseño, hasta las deliciosas sonoridades de las que se nutre, Ogdens' Nut Gone Flake no es solo la obra cumbre de los Small Faces, sino una cúspide fundamentalísima de la psicodelia sesentera.

★★★★☆

A1 Ogdens' Nut Gone Flake 2:26
A2 After Glow 3:31
A3 Long Agos and Worlds Apart 2:35
A4 Rene 4:29
A5 Song of a Baker 3:15
A6 Lazy Sunday 3:05
Happiness Stan
B1 Happiness Stan 2:35
B2 Rollin' Over 2:50
B3 The Hungry Intruder 2:15
B4 The Journey 4:12
B5 Mad John 2:48
B6 Happy Days Toy Town 4:17

Total: 38:18

No he comentado arriba que el disco acabó saliendo antes que el Tommy de los Who, el cual se publicó en 1969. No pretendo sugerir que Ogdens' influyera de manera decisiva en este disco, pero al menos no podemos hablar de copia ni nada de eso por parte de los de Steve Marriott.

Una originalidad que queda patente en su diseño, totalmente innovador. Después de pedir muestras de cajas de tabaco antiguas a Ogdens, empresa de Liverpool, se decantaron por un diseño circular en el que jugaban con la marca "Ogdens Nut-Brown Flake". Un diseño de carátula que era toda una tortura para las tiendas de discos a la hora de almacenarlos, pero que ganó todos los premios habidos y por haber y que aún hoy sigue siendo una de las composiciones más rompedoras y elegantes en las que se haya metido un vinilo.

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martes, 5 de marzo de 2024

El hombre más solitario del mundo

S.F. Sorrow (The Pretty Things, 1968)

 

ÓPERA ROCK. La que pugna (con pruebas fehacientes de su parte) por ser la primera ópera rock de la historia cuenta la peripecia vital de Sebastian F. Sorrow. No se pregunten qué significa esa "F". Como ellos mismos cuentan, ni Sebastian lo sabe ni parece importarle a nadie. Lo que sí que se nos detallan son los momentos clave de su vida, empezando por su nacimiento, su infancia, matrimonio, la guerra y sus desastres, el fallecimiento de su esposa y esos últimos instantes de su vida en los que Sorrow nos señala con el dedo mientras murmura que no ha habido persona más solitaria que él.

Toda una historia que, por mucho que peque de estrafalaria, deshilachada y hasta predecible, no deja de ser un hito a la hora de sembrar la simiente de una nueva forma de hacer discos. El cantante, Phil May, ya lo dejaba claro en su momento. No entendía cómo todo el mundo se dedicaba a llenar las dos caras del vinilo con canciones inconexas hasta llegar a la duración deseada. Sin ton ni son. Ellos se empeñaron en crear una narración sobre la que construir música para los diferentes personajes y situaciones. Algo tan antiguo como el hombre, nos recuerda, pero que a nadie se le había ocurrido revivir en la época.

Sobre todo este concepto los Pretty Things vuelcan su amor por la psicodelia, el costumbrismo inglés e incluso sus conexiones con Beatles y Rolling Stones. Algo que siempre se les había echado en cara y que aquí explotan a su favor en una mezcla imposible de influencias que resulta en algo nuevo y fresco. Así, no se cortan a la hora de utilizar el estudio como ese instrumento extra capaz de hacer de una obra mediocre el colmo de la modernidad. No era el caso con los materiales que aquí trabajaban, aunque algún conato pomposo y engolado se les escapa, la verdad sea dicha. La flauta de "Private Sorrow", por ejemplo, me lleva directo a Jethro Tull, y eso es algo que siempre hay que explicar muy bien para que te tomen en serio.

Aun así, en general, el sonido del disco es todo lo majestuoso que dicen las crónicas y el empleo de sitares, melotrones e instrumentos de viento variados está más que justificado. Una virtud que se convirtió en losa en cuanto trataron de trasladar lo que suena aquí al directo. Una tarea tan ardua que sencillamente no se llegó a hacer hasta treinta años después en un concierto mágico en los estudios Abbey Road, donde se grabó. Según parece, intentaron presentar el disco en vivo en su totalidad nada más salir, pero entre la dificultad que comentábamos y que se pusieron hasta las cejas de LSD ese día, no tuvieron más remedio que abortar la idea y hacer como que tocaban con el disco de fondo. Una muestra de la vorágine en la que se compuso una obra maestra que no deja de ser problemática, que muchos no dejan de ver como un producto superinflado y sin sentido, pero que tuvo una huella profunda en todas las bandas de pop que buscaban nuevas formas de dar salida a sus ideas. Esto incluiría a ese Tommy (1969), que los Who sacaron cinco meses después. Ellos dicen que en ningún caso les influyó este S.F. Sorrow, pero eso no hay quien se lo crea. Solo por eso, y por mucho que el de los Who sea objetivamente mejor, creo que merece la pena escuchar con atención esta obra y colocarla en el lugar que merece por derecho propio.

★★★★☆

A1 S.F. Sorrow Is Born 3:12
A2 Bracelets of Fingers 3:41
A3 She Says Good Morning 3:23
A4 Private Sorrow 3:51
A5 Balloon Burning 3:51
A6 Death 3:05
B1 Baron Saturday 4:01
B2 The Journey 2:46
B3 I See You 3:56
B4 Well of Destiny 1:46
B5 Trust 2:49
B6 Old Man Going 3:09
B7 Loneliest Person 1:29

Total: 40:59

La historia subyacente en este disco, obra de May principalmente, bebe más de un trago del retrato social de Charles Dickens. Tanto su localización temporal como el humo de las fábricas y la miseria que denuncia el genio inglés están impresas de alguna manera en la historia de un Sorrow que, cuyo propio nombre indica, no vivía en el país de la alegría precisamente.

Será por eso que desde la distancia puede recordarnos a los paisajes que novelas como Oliver Twist (1837-39) o Hard Times (1854) han imprimido en nuestras almas. Con más pretensiones que profundidad, tampoco nos volvamos locos, pero la influencia, bien o mal digerida, mejor o peor proyectada, está ahí, de eso no hay duda. 

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jueves, 6 de abril de 2023

Ladrillazo

Thick as a Brick (Jethro Tull, 1972)

 

ROCK PROGRESIVO. Empecemos con la intrahistoria. Es bien sabido que el quinto álbum de Jethro Tull surgió como respuesta a todos los que afirmaban que su anterior trabajo, Aqualung (1971), era una ópera rock abonada al concepto, cosa que Ian Anderson siempre negó y que trató de dejar claro con esta continuación en la que satiriza ese tipo de discos con el álbum más conceptual y endiosado que pudo salir de su imaginación.

En Thick As a Brick todo gira alrededor de Gerald Bostock, un imaginario genio de ocho años del que se supone que son las letras del disco. Por supuesto, nada de esto es verdad y todo lo que sale de la boca de Anderson ha sido escrito de su puño y letra, por mucho que lo adornen todo con fotos y textos alusivos en un artwork que, eso sí, es una auténtica maravilla.

Un envoltorio que le va que ni pintado, aunque también sea una prueba más de las ínfulas insufribles de las que se alimenta un disco que no hay quien se trague. Toda una pieza de música ininterrumpida salvo por la necesidad de girar el vinilo para cambiar de cara. El exceso llevado al grado máximo en una alianza con la música clásica que les queda enorme. Que todo este rechazo que me produce seguro que tiene mucho que ver con esos toques de flauta que mi oído no puede tolerar, eso lo reconozco. Pero aun siendo culpa mía, lo cierto es que no le veo la gracia al chiste de tres cuartos de hora que se marcaron los de Luton con este ladrillazo. Por lo menos no se puede decir que no lo advirtieran, pero ni eso me consuela.

★☆☆☆☆

A Thick as a Brick
B Thick as a Brick
 
Total: 44 min. 

Xxx

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martes, 13 de abril de 2021

Agnus Dei

The Lamb Lies Down on Broadway (Genesis, 1974)

 

ÓPERA ROCK. La portada tiene algo tan impactante, tan conmovedor, que por encima de su originalidad o su supuesto intelectualismo ya anuncia que vamos a ver una película de las que valen la pena. Una portada que se ajusta perfectamente al viaje de autodescubrimiento de Rael, protagonista de esta ópera rock.

La inocencia, representada por el cordero tirado en medio de la vorágine de Broadway, se confronta con una serie de situaciones escabrosas y surrealistas perfectamente descritas por unos títulos que juegan con la poesía por sí mismos. Todo esto no deja de ser la obsesión de un Peter Gabriel que se despediría del grupo con este álbum doble. En su momento no fue muy bien recibido por casi nadie, aunque el tiempo lo ha acabado engalanando con ese aura de obra de culto absolutamente fundamental en el canon de la banda inglesa.

¿Y quién tiene razón en este caso? Bueno, yo soy muy de hacer caso de las primeras impresiones. Esa frescura tiene un componente de verdad realmente visionario. Tampoco negaré mi alergia a los mamotretos pretenciosos como el que nos ocupa. Un disco que necesita más de hora y media para desarrollar una historia de superación muy en la línea de obras capitales como "Tommy" (The Who, 1969) o "The Wall" (Pink Floyd, 1979). El enganche entre ambas, aprendiz y maestro a la vez, infumable en buena parte de su recorrido.

Así, como me esperaba, esta película palpitante que anunciaba la portada acaba siendo un pedrusco de dimensiones bíblicas. Si en el anterior había un par de momentos de una belleza etérea e irrebatible, aquí eso se reduce a la mínima expresión y nos quedamos con progresiones faraónicas, gigantismo sin modular y una aproximación a los musicales de Broadway que podrá casar con su título, pero que sin duda no aligera las cosas. Por mucho que lo intento y por más que trato de ver eso que casi todos ven, una vez más, me rindo y tengo que concluir, no sin pena, que no.

★★☆☆

A1 The Lamb Lies Down on Broadway 4:50
A2 Fly on a Windshield 4:22
A3 Broadway Melody of 1974 0:33
A4 Cuckoo Cocoon 2:11
A5 In the Cage 8:15
A6 The Grand Parade of Lifeless Packaging 2:45
B1 Back in N.Y.C. 5:24
B2 Hairless Heart 2:31
B3 Counting Out Time 3:42
B4 The Carpet Crawlers 5:15
B5 The Chamber of 32 Doors 5:41
 
C1 Lilywhite Lilith 2:42
C2 The Waiting Room 5:24
C3 Anyway 3:07
C4 The Supernatural Anaesthetist 2:59
C5 The Lamia 6:57
C6 Silent Sorrow in Empty Boats 3:07
D1 The Colony of Slippermen (The Arrival - A Visit to the Doktor - The Raven) 8:13
D2 Ravine 2:04
D3 The Light Dies Down on Broadway 3:32
D4 Riding the Scree 3:57
D5 In the Rapids 2:26
D6 It 4:15
Total: 94:12

 

Broadway, el centro de la sofisticación, la creatividad y el pecado. Y en medio un cordero ahí tirado, inocente, no sabemos si vivo o muerto. La idea no se puede negar que tiene su enjundia. Inocencia contra experiencia, ingenuidad en medio de la perversión. Podría ser la historia de muchos. Quizás por eso un disco tan problemático y tan exagerado ha acabado triunfando.

Por eso y por el oropel de musical en historia y música que de alguna forma un tanto retorcida nos acaba trasladando a ese Broadway del que hablábamos y que se convierte en el centro del mundo en un disco interminable (para bien o para mal).

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